La inversión en niñez y adolescencia
Editorial
“Los niños son el recurso más importante del mundo y la mejor esperanza para el futuro”, dijo el expresidente estadounidense John F. Kennedy.
A casi 55 años de pronunciadas aquellas palabras, la situación económica, social y política se confabula en contra de los menores y sin pensarlo pone cuesta arriba el desarrollo de miles de personas.
El informe “Inversión del Gobierno Central en Niñez y Adolescencia en Centroamérica”, del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales, reveló que Costa Rica es el segundo país del área que más invierte en infancia y determina que la calidad de esas inversiones es equitativa y óptima.
Las cifras indican que el gobierno destina por día más de $5,40 por niño, en colones eso implica 2.500 en promedio, cantidad que está muy por encima a la invertida en países como Nicaragua, donde se destina apenas un 5,9% del Producto Interno Bruto (PIB).
Estos números son del 2011, los más actuales pues no ha salido otro estudio similar para la región. Es casi un hecho que seis años más tarde es otra la realidad, hay más desigualdad, pobreza, desempleo, las políticas educativas se han visto afectadas en un país que se denomina en crisis fiscal.
Que terrible saber que datos tan halagadores hoy es casi un hecho se han revertido en algún porcentaje. No hablamos por hablar, vamos a los hechos, Las estadísticas muestran que cada día son más los niños y niñas agredidas en sus propios hogares, que en los últimos años los homicidios de menores a manos de sus progenitores o cuidadores han aumentado.
¿Qué estamos invirtiendo en los más pequeños? Cómo hacemos para evitar que más jóvenes lleguen a las cárceles, pues el sistema penitenciario ve el creciente aumento de esta población en actividades ilícitas.
Los tribunales de justicia dan cuenta de esta realidad, cuando a las salas de juicio cada vez son más las personas menores de edad que llegan para enfrentar a la justicia, presos muchos ya del crimen organizado.
Basta con ir a un par de escuelas de algunas comunidades vulnerables del país para detectar a los jóvenes traficantes de drogas, están adentro de las clases y afuera. Y en los barrios de más alta alcurnia también pasa eso, aunque con alguna discreción.
No es solo sentar a los niños y niñas del barrio en un salón de clases, no, el gobierno debe protegerlos de manera integral.
Los programas de salud reproductiva, de prevención de las drogas, de desarme no están llegando a las poblaciones, son escasos, limitados, siendo esta la herramienta número uno a la que el Estado puede echar mano.
Qué invierte el gobierno en los más pequeños, cuando vemos campos deportivos, principalmente canchas de fútbol, tomadas por los drogadictos, cuando las instalaciones del único parque de juegos se caen a pedazos, y cuando los mismos comités cantonales de deportes se desentienden de la labor de formación que les compete.a Así también hacen las municipalidades que tienen la gran tarea de liderar proyectos para este sector de la población, ya sabemos que están cobrando impuestos, vendiendo patentes y cosas más rentables a su parecer.
No hay nada que podría dejar más riqueza a una nación como la nuestra, que volver a activar el chip de la inversión en la población joven, hoy nuestras generaciones nuevas son las más afectadas.
Basta con ver la cifra de madres adolescentes, más de 14 mil dan a luz cada año y eso nadie lo para. Se han creado leyes de leyes que castigan esas relaciones y poco varía la realidad.
¿Qué hace el Estado por castigar a quienes mantienen relaciones sexuales con menores?, ¿qué ha sucedido después de la aprobación de la norma de relaciones impropias?, ¿cuántos han recibido ya su castigo?
En lo social y lo cultural las autoridades de gobierno deberían generar más opciones de entretenimiento y recreo, eso sí, accesibles. El Ministerio de Juventud y Cultura, junto a las municipalidades, tendrá que promover talleres para menores y crear espacios para practicar deportes, desarrollar actividades artísticas y hasta foros de discusión sobre temas de su interés.
El futuro comienza hoy, esa es una frase cierta. La calidad de vida de nuestros niños y adolescentes marcará la diferencia en los días posteriores, no solo en el ámbito personal sino también en el social.
Un menor bien comido, estudiado y saludable siempre podrá destacarse, enfrentará mejor el diario vivir y será factible que en su adultez aporte más al país.
El buen estado de los más chicos se verá reflejado en el futuro de una nación, por eso los gobiernos deben invertir más para procurarles bienestar y así asegurar su desarrollo.
