Las explicaciones del TSE salen sobrando
Editorial
Las largas y extensas explicaciones del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), sobre las reglas para el financiamiento de partidos políticos, salen sobrando.
Es bien conocido que cuando no hay respuestas de manera directa, algo se intenta ocultar o enredar.
Para este caso, resulta que los más beneficiados del descontrol son los partidos políticos.
No importa si van a usar o no facturas sin timbrar, eso es lo de menos, porque ellos ya saben lo que es moralmente correcto, de modo que no requiere de mayor esfuerzo.
Ningún partido, a menos que fuera poco inteligente, va a meter el 90% de sus gastos en facturas sin timbrar, a sabiendas de que eso podría salir a la luz pública.
Lo que es peligroso es que el TSE diga públicamente que se basan en sentencias de jueces de la República, para no pedir factura timbrada. Será entonces que las leyes tributarias pesan poco en este país, o las electorales se anteponen.
Desde ningún punto de vista se puede justificar el proceder del Tribunal Supremo de Elecciones en momentos en que hay un discurso presidencial sobre el ataque a la evasión.
Algo que resulta aún más curioso es que el TSE decida abrir el portillo a los gastos electorales estando a seis meses de que arranque la nueva campaña electoral.
Como dirían por ahí “coincidencia, contubernio o destino”. Y todavía más raro que Hacienda se diga atado de manos para obligar al Tribunal a ser parte del discurso tributario.
No señores, aquí las explicaciones y las buenas intenciones salen sobrando cuando se trata de materia tributaria. Cuando vemos millones despilfarrados producto del narcotráfico y el lavado.
Un ministro de Hacienda bien plantado no se daría por vencido tan fácil, y habría intentado poner una acción de inconstitucional, contra esta decisión, o al menos pudo sacar una queja pública. Sin embargo, prefirió emitir un comunicado de prensa conjunto, que de alguna manera es una forma de avalar el accionar del TSE.
¿Con qué cara entonces va a salir el gobierno a pedir más impuestos a quienes tributan y son obligados a usar facturas timbradas? Creo que todos quisiéramos saber eso.
Cómo es que todo quedó enfilado en un momento tan crucial y ahora nadie puede hacer nada.
¿Qué importa si el TSE envía a Hacienda, la información de quiénes no usen factura timbrada? ¿A quién le importa eso, si al final de cuentas hay una disposición para reconocer el gasto al partido? Es solo una palmadita en la espalda.
Será que creen que la gente es ciega, sorda y muda para no darse cuenta de que eso de reforzar la relación con Hacienda es pura paja.
Queda la duda de cómo el TSE va a controlar los ¢25 mil millones de la próxima campaña, cuando ellos mismos reconocen que es imposible revisar cada contratación y solo usan muestras aleatorias. ¿Entonces cómo definen a qué y a quién se fiscaliza?
Y en esto también tiene que ver la Asamblea Legislativa. Será entonces que no aprueban las reformas electorales para beneficiar a sus propios partidos.
Cuatro años llevan los señores diputados estudiando una reforma. Es una lástima, pues ha quedado demostrado que cuando quieren pueden.
Qué puede ser mejor que tener el poder de regular a quiénes contratan los partidos políticos. No es extralimitarse, qué mejor forma de tener confianza en quienes quieren gobernar este país.
Los partidos consideran que no son los responsables de velar de que un proveedor esté inscrito en Tributación, y hasta cierto punto tienen razón, pero por otra parte, son ellos y nada más que ellos, los que deben dar el ejemplo.
No, no hay explicación que valga, ni hay un contador público, ni reportes, ni informes, cuando ya un partido demostró lo fácil que es meterle un gol al TSE.
