NARCOMENUDEO
Fernando Berrocal
El Magistrado, José Manuel Arroyo, tiene razón cuando propone repensar integralmente la política criminal sobre las drogas.
En lo que se equivoca, profundamente, es en relativizar y solicitar la despenalización del narcomenudeo. Eso es un error de perspectiva y un exceso garantista que nos podría convertir en una sociedad fallida.
Coincido y apoyo públicamente las declaraciones y la oposición inteligente del Fiscal General, Jorge Chavarría, a ese extremo de la propuesta.
Seamos claros: incautar en altamar importantes cantidades de droga, es muy importante, pero no es lo esencial. Lo esencial es el combate diario, constante, sin concesiones, a la narcoactividad grande y pequeña en las comunidades, en los barrios, en las afueras de las escuelas y colegios, en los refugios de los traficantes y en todo el territorio nacional.
Simultánea a la batalla de los mares y las fronteras es la batalla en que nos jugamos el destino de nuestro país. Ahí es en donde se destruye a nuestra juventud. Ahí es en donde se le hace un mal enorme y profundo a nuestra sociedad. Ahí es en donde hay que dar la pelea de todos los días, con fuerza, con determinación, con energía inagotable y con todos los recursos de la Fuerza Pública, el OIJ y la ciudadanía
La lucha en los mares y las fronteras es un asunto de seguridad nacional en la que tenemos socios y aliados poderosos. Las cosas como son: sin la cooperación y colaboración de inteligencia de los Estados Unidos y la DEA y las relaciones policiales con Colombia y México, ese combate no se podría dar y Costa Rica estaría a merced de los carteles internacionales de la droga.
El problema de la narcoactividad es transnacional y solo así se puede combatir: con un enfoque de cooperación transnacional y de operaciones conjuntas contra las mafias y los carteles internacionales de la droga. Ese es el único camino que existe.
No obstante, la batalla contra el narcomenudeo y las mafias nacionales, es una responsabilidad nacional intransferible. Un asunto esencial en que se juega el destino de nuestra sociedad y de las futuras generaciones. Ahí no se puede ceder nada o perderemos al país y nos transformaremos en una sociedad fallida, como está sucediendo en el Triángulo Norte de Centro América.
Con visión integral, revisemos el Código Penal y el Código Procesal, enviemos a la Zona Sur y a Limón fiscales y jueces incorruptibles, encontrémosle solución al hacinamiento y la violación de los Derechos Humanos en las cárceles, revisemos la incidencia de los juicios de flagrancia y establezcamos penas alternativas para delitos menores. Lo más importante es que se apruebe el impuesto a las sociedades anónimas para obtener los recursos que necesitan el Ministerio de Seguridad, el de Justicia y el Ministerio Público; así como el IAFA y la CCSS para tratar la drogadicción como una enfermedad y un tema de salud pública. Esa es una agenda país urgente.
Pero no aflojemos jamás, ni un milímetro, en la lucha frontal contra el narcomenudeo de la droga y la criminalidad organizada a nivel nacional.
