El futuro del Partido Unidad
Luis Fernando Salazar*
Después de todos los embates políticos que tuvo que soportar el Partido Unidad Social Cristiana, se puede decir que los indicios que hay respecto a esta agrupación política son muy positivos, así lo indicaron los resultados en las elecciones municipales en todo el país, donde la Unidad sacó más de cien regidores, eligiendo además a catorce alcaldes. Con estos resultados, dicho partido se ubica como el único de los cuatro grandes, incluyendo a Liberación, que denota un crecimiento importante. Este renacer de la Unidad se debe, primero, al excelente trabajo que hizo el precandidato don Rodolfo Piza en la campaña pasada. Segundo, a la semilla del calderonismo diseminada en todo el país. Tercero, al buen trabajo de la dirigencia y, cuarto, al desempeño de la fracción parlamentaria que, por cierto, podría haber sido mejor. Quiero referirme a este último punto con más amplitud, porque esta fracción de la Unidad ha tenido un pecado, ha carecido de cohesión, algunos de sus miembros se han comportado como islas, como si no pertenecieran a un partido, a veces parecieran más diputados de Gobierno que de oposición, esta complacencia es un error político grave, debe ser corregido y este es el tiempo indicado para ello. Un legislador de oposición responsable debe apoyar al Gobierno de turno en los proyectos trascendentales, debe contribuir a mejorarlos y votar por ellos, o permitir que se voten y punto. Un diputado de oposición no debe confundir su apoyo a los proyectos país con el entreguismo y la complacencia; porque se puede ser un diputado constructivo sin olvidarse de que es un representante de la oposición, sin faltarle el respeto a sus electores. Esta fracción ha sido afectada por el concepto bergsoniano que dice: “el arte político es como una partida de ajedrez, en la que cada peón quiere hacer lo que le venga en gana”, eso es lo que le ha sucedido a esta fracción. Inconcebiblemente, el homo loquax de algunos de sus diputados ha servido, en muchos casos, o para alabar al Gobierno y a su Presidente, o sencillamente para guardar un escandaloso silencio, cuando debió de estar presente la crítica inteligente. Un diputado de oposición, en el estricto juego de la política, no debe aplaudir al Gobierno de turno, no debe hablar bien de él, aunque se lo merezca, para eso está la fracción oficialista. Así es la política, así hay que entenderla. El mejor ejemplo de cómo debe ser un diputado de oposición, lo tiene la Unidad ahí adentro, en la figura de la diputada Rosibel Ramos, siempre vehemente, inteligente y oportuna, como debe ser.
Las precandidaturas de Piza y Ortiz. La aparición en la palestra política del Partido Unidad Social Cristiana de figuras como don Rodolfo Piza y don Rafael Ortiz, en disputa por la candidatura presidencial, es garantía de que este partido va en franca recuperación, pues estas dos figuras representan lo mejor de nuestra clase política, por su honestidad y conocimiento de la gobernanza pública.
Si algo necesita el Partido Unidad Social Cristiana es una buena lucha de tendencias, que venga a despertar sus bases calderonistas, lo que le permitirá no solo mantener el segundo lugar que ya tiene, sino ganar las próximas elecciones presidenciales.
Contribuye también a ello el deterioro innegable de Liberación, que ya no es el mismo partido con el que don Óscar y don José María fueron electos presidentes. Ahora, aunque sigue siendo la agrupación política más grande del país, Liberación es hoy por hoy un partido deteriorado en sus bases electorales y anquilosado en su pensamiento político. Hay que recordar que don Óscar ganó las segundas elecciones dejando los pelos en él alambre, por eso me parece arrogante el afirmar que ganará caminando. Tan así es que Liberación cuenta en este momento con un 22% o 23% del electorado nacional y necesita del 40% para ganar. Este mapa electoral, por cierto muy españolizado, hace que conseguir ese 40% sea prácticamente imposible en la primera ronda, para cualquier partido político, incluyendo a Liberación Nacional.
Si analizamos esta realidad política que vive el Partido Liberación Nacional y la comparamos con la realidad política que vive el Partido Unidad Social Cristiana, la conclusión es que el entorno para el primero es dramáticamente negativo, mientras que para la Unidad resulta absolutamente prometedor. Aunque en política nada está escrito en piedra, me inclino por afirmar que la Unidad tiene enormes posibilidades de ganar las próximas elecciones presidenciales.
¿Necesitará Liberación de un candidato nuevo, que no sea Arias ni Figueres para ganar en la primera convocatoria? Trataré de contestar esa pregunta en el próximo artículo.
*Periodista
