Expertos en geología confirmaron que el peligro por deslizamiento en Tres Ríos de La Unión existe y que se debe dar solución a las condiciones del terreno que lo generan.
Un informe de geología elaborado por el especialista Allan Astorga, con base en un trabajo de investigación en la zona, revisión de sucesos anteriores y tomas aéreas, es el documento que sustenta científicamente la información que advierte de un posible desastre natural de grandes magnitudes.
“Lo que logramos descubrir es que en el río Chiquito hay un proceso de deslizamiento continuo de material, que puede generar un represamiento (acumulación de barro y rocas) dentro del cauce y a la vez desencadenar una avalancha que puede generar una catástrofe igual o mayor a la de Calle Lajas, en Escazú”, comentó Astorga.
Aunque el geólogo no se atrevió a dar cifras de cuántas personas podían resultar afectadas, el documento señala que aproximadamente 30 mil están en riesgo, ya que realiza una recopilación del impacto que han tenido avalanchas anteriores en el sector y toma en cuenta la densidad de población actual.
“En una eventual avalancha, los escombros podrían alcanzar más de 30 metros después de la zona que por ley debe quedar libre después del cauce, ahí hay muchas casas y negocios”, aseguró.
El informe señala además que a pesar de que la erosión en río Chiquito es consecuencia de una condición ambiental especial, los cambios en las fincas de cobertura boscosa a terreno para cultivos y luego para ganado han acelerado el proceso de inestabilidad en estas tierras.
MEDIDAS PREVENTIVAS
Una de las acciones correctivas propuestas por Astorga en el dictamen es intervenir directamente la masa del deslizamiento activo, con el fin de disminuir la amenaza de un represamiento en el río.
Este proceso implicaría movilizar cerca de 1 millón de metros cúbicos de material, lo cual tendría un costo aproximado de ¢1.250 millones, sin contemplar el transporte y la disposición final del material removido a un sitio apto para su acumulación.
“En este sentido un proyecto que está ahorita en estudio por diferentes instancias para desarrollar un tajo para extraer materiales de construcción nos parece viable porque de esta forma contribuirían a remover el material y hasta le reducirían costos al Estado”, agregó Astorga.
El geólogo indicó que, pese a esto, deben estar atentos a la propuesta de la desarrolladora de dicho tajo de utilizar explosivos en la zona para eliminar las rocas y el barro que se encuentran en movimiento, “porque esto más bien podría generar sismos que inestabilicen el terreno”.
Otro punto a tomar en cuenta, según el documento, es el diseño del proyecto a desarrollar en el río, ya que las orillas del cauce deben quedar de forma tal que el material no siga desprendiéndose.
CLAMOR DE VECINOS
Ante la información que circuló a inicios del presente año en medios de comunicación sobre la amenaza de deslizamiento en este sector, los vecinos se organizaron y buscaron la asesoría de expertos que efectuaran una investigación para comprobar científicamente lo que vieron y escucharon.
“Estamos preocupados porque somos nosotros, nuestras familias y nuestras casas, los que estamos cerca del río, queremos que se nos elimine esa problemática”, declaró Christian Torres, líder comunal de Tres Ríos.
Expresó que si el tajo, de nombre San Rafael, contribuye a remover el material que se acumula en el río, ellos apoyan que se inicien los trabajos que correspondan. “Lo que queremos es que se nos disminuya este problema y que no vaya a ocurrir una desgracia como la de Calle Lajas. Ya tenemos un informe que nos comprueba esta situación, ahora necesitamos que las diferentes instituciones comiencen a actuar”, añadió.
Este lunes el grupo de vecinos entregó copias de la auditoría a la Secretaría Técnica Nacional, Municipalidad de La Unión, Comisión Nacional de Emergencias, Dirección de Geología y Minas y la empresa desarrolladora del Tajo San Rafael porque el documento contiene recomendaciones para cada una de esas instancias, esto tras los oídos sordos de muchas entidades que anteriormente fueron advertidas de un posible desastre.
