¿Qué están haciendo las autoridades con los “ninis”?
Editorial
En los últimos días fue presentada la Encuesta Continua de Empleo (ECE) realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Entre los resultados más alarmantes que se dieron a conocer es que la cantidad de jóvenes que ni trabajan ni estudian, popularmente denominados “ninis”, va en aumento.
Esta es la difícil situación que se vive en muchas familias costarricenses donde los adolescentes toman la decisión poco sabia de dejar los estudios, pero además a esto hay que sumarle que tampoco quieren trabajar, ni hacer algo por la vida.
Como quien dice, quieren “tirársela rico”, recibir todo a manos llenas si moverse del sillón. Actualmente la tónica de estos muchachos y muchachas es pasar viendo tele o jugando Wii, casi hay que llevarles la comida al dormitorio porque de lo contrario ni desayunan, ni almuerzan y ni cenan.
Además, pedirles que ayuden con las labores del hogar es casi una ofensa, por lo que ni siquiera son capaces de lavar la ropa que usan ni los platos en que comen. Muchos creen que su madre es una empleada a su servicio.
Ante este panorama, nos queda la incógnita sobre qué están haciendo las autoridades para que estas estadísticas disminuyan.
Consideramos que algunas iniciativas no le llegan a todos los jóvenes pues los encargados de implementarlas no han logrado aún captar la atención de esa numerosa población de ninis. Estimamos que estos programas hay que hacerlos atractivos para que los adolescentes y jóvenes se motiven a volver a estudiar o insertarse en el mundo laboral.
El gran dilema con este tema es que el porcentaje de jóvenes que no estudian ni trabajan aumentó un 10%, por lo que en la actualidad se tiene 16.628 personas en esta condición.
Además se suman muchos otros que han dejado el mercado laboral pero no precisamente para estudiar, sino para permanecer en sus casas sin hacer nada, esperando que las cosas les caigan del cielo. Lo que muchos no han tomado en cuenta es que los papás no son eternos, por más que ellos quieran.
A esto hay que sumarle que cuando se ven acorralados por sus padres o por las carencias económicas, salen en busca de trabajo, pero como no saben hacer nada, difícilmente encuentran empleo.
A esto hay que sumarle la responsabilidad de los padres, porque ellos deben poner mano dura para evitar que sus hijos hagan lo que les da la gana. En estos casos hay que empezar a restringir los gastos y estrujarlos, para que entiendan que la cosa no es jugando.
Quien no trabaja ni estudia, no está en condición de exigir cosas. Bien dicen nuestros abuelos que el arroz y los frijoles hay que ganárselos, ya sea estudiando, trabajando o al menos ayudando en la tareas hogareñas.
El problema es que cuando los papás les dan todo a manos llenas más se achantan, hasta convertirse en “parásitos” de sus progenitores.
Esto nos lleva a pensar que a veces el mismo entorno hace que algunas personas se desanimen del mundo laboral, pues cuando salen en busca de trabajo no encuentran oportunidades por falta de experiencia o en caso contrario debido a que están sobrecalificados.
Es aquí donde se hace necesario la intervención de las instituciones mediante programas que faciliten a estos muchachos retornar a los estudios o facilitar su inserción al mundo laboral. Urge la intervención de las instituciones estatales para facilitarles esas oportunidades mediante programas atractivos, que los motive a estudiar o trabajar.
Igualmente los padres de familia tienen una gran cuota de responsabilidad para hacer que esto ocurra.
Sabemos que lidiar con este problema no es cosa fácil, sin embargo los padres que enfrentan esta situación deben hacerse respetar. Es necesario hacerle entender a los hijos que en esta vida no se pueden dejar las cosas botadas sin tener consecuencias.
