El robo de señales de tránsito es una problemática con la cual el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) debe lidiar casi que a diario sin darle una solución clara.
Carlos Sandino, jefe del departamento de Señalización Vial, asegura que esto es un flagelo que le cuesta al ministerio, por ende a todos los costarricenses, ¢90 millones anuales.
“En este sentido hay dos tipos de delito que debemos enfrentar, por un lado el robo ya sea del tablero (la señal) o bien del poste que sirve de soporte, pero también tenemos el problema del daño de las mismas, con grafittis por ejemplo o que simplemente las golpean”, explicó.
La primera característica de estos robos es que se presenta sobre todo en zonas de escasos recursos, donde la vulnerabilidad es muy grande y es una manera de obtener recursos para buscar salir adelante.
“Hemos encontrado casos donde las señales más grandes, que miden 244 x 92, son usadas para hacer ranchos en precarios, son el techo o las paredes de las estructuras”, indicó.
PROBLEMA DE CHATARRERAS
En medio de todo esto hay un gran cómplice, ya que al ser de aluminio las señales son muy llamativas para ser fundidas, por lo que las chatarreras se convierten en el lugar donde estos ladrones van con ellas.
“Mucha de la responsabilidad cae en las chatarreras, porque todas las señales llevan un sello de nosotros y se les pone justamente para que estos lugares no las compren, sin embargo no hay controles”, aseguró el jefe de Señalamiento Vial.
Estos son los lugares para que a esas personas, que viven en condiciones adversas y de vulnerabilidad, vean una manera de ingreso porque al llegar a las chatarreras reciben una paga por la señal que llevan.
Otro de los problemas que tiene el ministerio es que para interponer una denuncia debe tener identificada a la persona, porque no se puede contra nadie.
“Este delito o el daño o hurto de la señal es una contravención que recibe una multa, pero debemos tener identificada a la persona para acudir a la fiscalía y poder denunciarla, de lo contrario no pasa nada”, comentó Sandino.
De todas las señales que a lo largo de un año se roban o dañan, solo se logra recuperar un 25%, por lo que el resto debe ser sustituido y evidentemente es un proceso más caro.
SOLUCIÓN
En medio de toda esta dificultad, el ministerio ha buscado la manera de intentar bajar la realización de este tipo de robos, sin embargo no se logran los resultados que se esperan.
“Como sabemos que el aluminio es muy apetecido para ser fundido comenzamos a hacerlas de otro material, que es el hierro galvanizado, que no sirve para estos fines, pero como los ladrones no lo saben se siguió dando el robo de las señales; entonces ahora estamos implementando hacerlas de plástico para las zonas más vulnerables”, manifestó.
Se daba una mejoría pero se registró el primer caso donde quemaron una, es decir de nuevo se tuvo una pérdida por maldad, por lo que la situación es muy complicada.
ALIADOS EN REDES SOCIALES
Actualmente un aliado que se tiene para evitar el robo o daño de las señales son las redes sociales, ya que como ahora la mayoría de personas tiene un celular, al ver un acto de vandalismo toma una foto o video y por medios electrónicos se termina identificando al o los responsables.
“Ya tenemos varios casos donde los ciudadanos son nuestros aliados que mediante Facebook muestran un robo o daño y por ese medio se identifica a los responsables y los vamos a denunciar para que se dé el debido proceso”, aseguró Sandino.
La conciencia de la ciudadanía para denunciar a quienes cometen el delito, la educación con el fin de que nadie realice estos actos y el freno a las chatarreras son las maneras de evitar que cada año se deban hacer inversiones en nuevas señales, que podrían estar funcionando sin problemas.
