Tener inquilinos no debe ser una tortura
Editorial
Con lo caro que sale en la actualidad comprar una casa o construirla es lógico que muchas personas para tener un techo necesiten alquilar un inmueble y convertirlo en su hogar, lo cual no es un pecado.
Esto a pesar de que se los coman las ganas de tener una casita propia aunque sea modesta, el problema es que muchos no aplican para acceder a un bono, ya que ganan mucho, pero tampoco aplican a un crédito bancario porque no les alcanza para cancelar una mensualidad.
Por lo que esto se convierte en una complicación y una traba para aquellos que deseen tener un hogar; para nadie es un secreto que quienes alquilan a pesar de que en muchos casos pagan muy caro al pasar de los años no tienen nada, pues en el momento en que el dueño pida el inmueble este debe ser entregado.
También existen los casos de los hombres y mujeres que prefieren alquilar para evitarse pagarle a la municipalidad, hacer arreglos, pintar y hasta preocuparse por las goteras cuando estas aparecen de un pronto a otro en el invierno.
Todos estos dilemas deben ser cubiertos por el dueño de la propiedad, que es quien debe arreglar cualquier desperfecto que tenga la casa siempre y cuando sea por el uso que se le da o por la antigüedad y no porque a las personas a quienes les arrendó se les ocurrió hacer vandalismo.
Hay personas que como no es su casa se dedican a hacer destrozos porque “porta’ a mí”, aplica aquello que dicen muchos, “si no me afecta directamente por qué dejar de hacer”; es aquí cuando el dueño de la vivienda encuentra todo patas para arriba.
El problema es cuando los inquilinos se creen más dueños que la persona que les alquiló y en muchas ocasiones se convierte en una pesadilla poder sacarlos; alquilarles a ciertos individuos es casi como ponerse una pistola en la cabeza, casi un suicidio.
El gran problema es que cuando se alquila es como jugar a la ruleta rusa, a como nos puede ir bien y salir librados nos puede tocar el tiro de gracia y terminar mal.
Uno de los principales problemas es la falta de pago pues muchos se apegan a leyes un poco confusas, pero bien dice el dicho cada quien aplica la normativa como mejor le convenga.
Haga las cosas de manera limpia, no robe para en un futuro no salir robado, ya que en esta vida todo se paga, así que actúe bien y recuerde que lastimosamente cuando se alquila el dueño no es usted.
Existen contratos para que sean respetados por ambas partes y así nadie salga “por dentro”, como dicen los pachucos, precisamente para eso se firma; los papelitos hablan y en un pleito pueden hacer la diferencia.
No se puede generalizar ya que no todos los inquilinos son así, algunos son buenas personas que entienden que el dueño de la vivienda tiene el derecho a vender la propiedad o en el peor de los casos alquilarle a otra persona, sin que esto implique ganarse un enemigo público.
Hay que recordar que las leyes protegen tanto al inquilino como al arrendatario, así que no se aproveche y no haga que las directrices jueguen a su favor porque a la de menos va a salir trasquilado.
