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Opinión

Entre camagua y elote

Nuestros campesinos conocen bien la expresión que proviene del nahua (camahuac). Cuando el maíz está próximo a terminar su maduración y su grano empieza a secarse y endurecerse, se denomina camagua; pero como aún no está maduro, no es todavía elote (el maíz que nos gusta comer). O sea, ni tan bien, ni tan mal...


Así nos va en la economía, en lo social y en lo político. No nos damos el derecho de madurar como nación. No caemos en el abismo, pero tampoco nos elevamos y, por tanto, no elevamos el nivel de vida de nuestra gente.


¿Seremos capaces de aprovechar un entorno económico positivo, al menos para el 2015? La economía, bajas tasas de interés y la caída del desempleo en los Estados Unidos (nuestro socio comercial principal); aunado a precios del petróleo cayendo (de más de $115 a cerca de $80 por barril), precios del café y de otros productos aumentando y el turismo recuperándose de la resaca del 2009; son condiciones que deberíamos aprovechar para compensar los problemas propios de nuestra economía y de nuestra sociedad.


Para resumir estos en algunos pocos: pobreza creciente en términos absolutos (no bajamos del 20% de la población), desempleo alto (especialmente para los más jóvenes), problemas de competitividad, déficit fiscal creciente (superior al 5% en los últimos 3 años), bajo crecimiento económico, falta de confianza e incertidumbre jurídica, económica y hasta política.


Además, relativo estancamiento de los servicios de salud y educación, pese a que cada año gastamos muchísimo más en ambos servicios.


Poca inversión en infraestructura, exceso de trámites, regulaciones y procedimientos que impiden o dificultan en extremo la apertura de una pequeña empresa, la construcción de un hotelito o simplemente de una casa.


Lo peor de todo, es que nos hemos venido acostumbrando a todo ello y hemos perdido hasta la esperanza.


Comparto que el déficit fiscal no es nuestro principal problema, pero no hay duda de que es un problema fundamental. Frente al déficit nos proponen, como solución, un plan fiscal (en paquete o al menudeo).


Admito que podría discutirse el menudeo, pero será muy difícil, mientras: a) No haya garantía de contención del gasto ordinario (salarios, pensiones, transferencias), puesto que lo que se ha contraído en los últimos años son los gastos de inversión, sobre todo en la infraestructura. b) Pretensión de reformas integrales (no puntuales): en ninguna parte del mundo se aceptan reformas complejas de un solo golpe (ventas por IVA, renta global, renta mundial, cambios en metodología, eliminación de exoneraciones, cambios en las potestades tributarias, Administración Tributaria); c) Poca credibilidad del gasto público: 1) Sobre su utilidad (casi todo se va en remuneraciones, pensiones y transferencias para salarios), 2) Poco de ese gasto permite observar sus beneficios (ejemplos: educación y salud); 3) Corrupción (se percibe socialmente que el gasto terminará en los bolsillos de alguien).


Mientras países como Venezuela o Argentina, proclives a políticas socializantes, se hunden en una recesión con inflaciones desmesuradas y crecientes, otros países de América Latina han podido crecer y mejorar su condición: Colombia, Chile, Panamá, México sortean mejor las crisis del entorno. Costa Rica, mientras tanto, como siempre, ni tan mal, ni tan bien. Entre camagua y elote.

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Sábado 25 Octubre, 2014

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Por: Rodolfo E. Piza Rocafort

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