La muerte de un familiar

El 7 de setiembre DIARIO EXTRA dio a conocer que la muerte le impidió ver a sus 2 hijos a Rosibel Mora de 32 años, quien fue atropellada recientemente por un microbús en Escazú. Ante este doloroso deceso, proponemos explorar el concepto de familia para destruirla, engrandecerla o ver cómo incide en la vida de cada uno, ya que sin reflexionar sobre esta no se puede hacer sobre la cultura.

El matrimonio debe ser algo más que simbología romántica, como una flor, un regalo, una carta, etc. Debe existir la comunicación apasionada entre la pareja de enamorados de por vida, ha de incluir y delimitar espacios para la preparación, reflexión y análisis de las realidades presente y futura. Deben aprender a convertir el “yo” en “nosotros”. La preparación, la dedicación y el acopio de experiencia durante el tiempo importante del matrimonio es fundamental para el éxito del proyecto común.

Convivir no es fácil. Se debe tener estabilidad y felicidad para una familia unida hasta que la muerte los separe.

¿Pero qué pasa si un familiar muere y no vivimos con él o ella los mejores momentos? ¿Para que un ramo de rosas a un muerto si no se lo dimos en vida?

Cuando un familiar fallece y nosotros le entregamos lo mejor que pudimos, algunas veces creemos que nadie puede comprender nuestro dolor, a veces sentimos que es una experiencia única, irrepetible e incomprensible.

La realidad es que todos los días se entierran a miembros de alguna familia en nuestro país. Estas experiencias están susceptibles en cualquier familia. Todos los seres humanos sabemos lo que es la pérdida de un familiar. En algún momento tendremos que separarnos de un miembro. No es lo mismo una muerte esperada que una inesperada, son dos golpes distintos.

Hay que tener cuidado a la hora de transmitir una noticia del deceso de un familiar, en especial de una madre.

Hay un proceso de luto cuando tenemos una pérdida. Hay varias etapas, la primera es la negación, la segunda es la frustración, la tercera es la montaña rusa (cambios de sentimientos de fortaleza y debilidad mental) y la cuarta es seguir viviendo sano emocionalmente a la par de Dios, pero hay personas que se medican con drogas y alcohol para olvidar las penas y la quinta es aceptar la partida y admitir que sobrevivimos a la pérdida. Eso no quiere decir que nos vamos a olvidar de nuestro familiar. Es normal sentir dolor, lo que no es normal es quedarse en él tres años después.

2 de Corintios 7:10, nos indica que debemos superar la tristeza.

*Director ejecutivo de la Federación de Gobiernos Locales Costarricenses Fronterizos con Nicaragua

** Fundador Fundación Mundial Déjame Vivir en Paz

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Martes 30 Septiembre, 2014

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Por: Geovanny Ramírez* / [email protected] / Alberto Cabezas Villalobos** / [email protected]