Hay que invertir más en la negociación parlamentaria

La Asamblea Legislativa concluye su primer mes de funciones en esta Primera Legislatura, en medio de muchas expectativas tanto entre diputados como en la población en general. Mayo es un mes en el que hay que dedicarle tiempo al mensaje Presidencial y a la designación e instalación de las distintas comisiones, así es que apenas han despegado los primeros debates en torno a iniciativas de ley que se encuentran en la agenda de plenario.

De conformidad con lo que establece el artículo 36 del Reglamento, los jefes de fracción han conformado el orden del día del plenario, 18 proyectos en total, de acuerdo al número de diputados de cada bancada, y esa será la hoja de ruta de ese órgano legislativo para los meses inmediatos, pero eso no es suficiente.

Hace falta incorporar una actitud negociadora permanente e incisiva, para ir más allá de tener estructurada una lista de proyectos. Se trata de conformar una hoja de ruta ágil, flexible que permita avanzar, y eso no está ocurriendo.

Excepto algunos cuantos diputados y diputadas que están repitiendo, y no pasan de diez, el grueso de parlamentarios nos estamos estrenando en estas lides, estamos conociendo el instrumental de trabajo del Poder Legislativo.

Es así que se requiere ir de lo simple a lo complejo, de las propuestas menos complicadas a aquellas más difíciles, para desarrollar aprendizaje, empatía y fundamentos de consenso. Pero no se está procediendo así.

Tal como está planteada la agenda comentada, los tres primeros proyectos de la misma, aparte del que pretende reducir la remuneración de los diputados, son: Banca de Desarrollo, expediente 17.502, Empréstito chino para financiar la carretera a Limón, expediente 18.945 y Fertilización In Vitro, expediente18.824.

Se agrega a este trío el proyecto de Territorios Costeros Comunitarios, conocido como Tecocos, expediente 18.148, que fue enviado a publicación y regresará en los próximos días al primer lugar del orden del día del plenario.

Todos son proyectos altamente controversiales y difíciles, con muchas mociones presentadas, cuyo trámite viene de la pasada Asamblea Legislativa y más allá, lo que significa que para darles el tratamiento serio y responsable que dichas iniciativas y el país reclaman, los diputados vamos a requerir tiempo para estudiar, tiempo para mocionar, tiempo para negociar, y mientras tanto, el resto de las iniciativas deberán esperar.

Se están presentando además situaciones contradictorias como la que ocurre con el tema de fertilización in vitro, para el que existen cuatro proyectos en la corriente legislativa.

Uno, el expediente 18.824, ya fue dictaminado en comisión, está en el orden del día del plenario y forma parte de esa agenda de 18 proyectos prioritarios. Tiene 700 mociones para tramitar. Y resulta que el pasado martes, en la Comisión de Sociales se aprobó una moción 5 votos a 4, para que los tres proyectos sobre FIV que están en dicho organismo, se enviaran por 30 días (que seguramente será más) a una subcomisión para su análisis y dictamen. Mínimo se está generando una duplicidad de acciones sobre un mismo tema, que puede ser totalmente inconveniente.

Resulta evidente que la sola estructuración de esa agenda no ha sido suficiente. Debió haber sido el punto de partida para pasar inmediatamente a hacer un ordenamiento más consensuado de las propuestas, valorando las posibilidades y dificultades de su trámite, sin violentar por supuesto los derechos de cada fracción, de conformidad con lo que establece el artículo 36 del reglamento.

Hace unos días propuse públicamente que se negociara ponerle fecha de votación a los proyectos de esa agenda, sin maltratar el derecho de enmienda de cada diputado, en el espíritu de evitar los debates estériles e interminables, pero mi propuesta no tuvo eco.

Es importante tener en cuenta que nuestra llegada a la Asamblea se da en una coyuntura muy particular.

A la par de que la credibilidad y confianza ciudadana hacia la clase política, incluyendo por supuesto los diputados, se encuentra en sus niveles más bajos, crecieron las expectativas de la gente en torno al nuevo Gobierno y a la nueva Asamblea Legislativa. Eso significa legislar bien y oportunamente, lo que a su vez obliga a invertir todo el tiempo necesario para dialogar, para negociar buscando los mejores acuerdos. Un minuto de buena negociación vale más que muchas horas de debate estéril, y esa es una tarea en la que debemos estar involucrados los 57 miembros del parlamento.

También significa austeridad y comportamiento de acuerdo a la ética pública. Lo primero es una responsabilidad colectiva, lo segundo una responsabilidad personal. Cada quien es absolutamente responsable de sus actos, y solo le debe explicaciones a su partido, y en primer lugar al Soberano, el pueblo.

*Diputado PUSC

PERIODISTA:

EMAIL:

Jueves 05 Junio, 2014

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Por: Humberto Vargas C.