Ucrania entre Escila y Caribdis

Existen voces separatistas en Ucrania, la plaza de Maidan es el último foco de escisión y expresión de pugna por las influencias geopolíticas mundiales, casi como una renovada guerra fría, o la inminencia de acercarse a las fauces de Caribdis por evitar la fatalidad de Escila.

El conflicto tiene un componente práctico: el gas. Ucrania depende de Rusia para el abastecimiento de gas y es a través de la red de gaseoductos ucranianos que la Unión Europea se provee. Las proyecciones del observatorio para la energía sobre la relación precio/demanda del gas para la Unión Europea ya de por sí eran bastante pesimistas para el segundo cuarto del año anterior, considerando que para los próximos dos años la demanda de gas estaría más sensible a las variaciones de los precios. Dicha coyuntura puede agravarse si ponemos en perspectiva el hecho de que, a raíz de los recientes acontecimientos en Ucrania, el precio al que se cotiza el gas norteamericano puede ajustarse al alza gracias a la momentánea “ausencia” de la oferta rusa en Europa.

El problema práctico citado no es para Rusia sino para la Unión Europea, pues Rusia tiene asegurada la demanda China, actualmente de alrededor de 16.000 millones de pies cúbicos, cantidad que el gobierno espera duplicar para 2020, lo que ha garantizado cierta estabilidad al OGZPY -0.59% (Gazprom). Pero el quid de la cuestión es mucho más complejo, la batalla por Ucrania es eminentemente política, tan es así que inclusive la negociación de los precios de descuento del gas ruso, en 2010, estuvieron condicionados a la renovación del arrendamiento de la ciudad de Sebastopol en el Mar Negro, donde Rusia tiene una importante base naval.

La violencia que se dio en las calles de Kiev trascendió las esferas físicas y se convirtió en tensiones económicas cuando el 21 de noviembre de 2013 Yanukovic retrocedió en sus propósitos de reforzar las relaciones comerciales con la Unión Europea, en ese punto las intenciones rusas de rescatar la economía ucraniana se vinieron abajo. Por un lado, la Ucrania oriental parece aun añorar aquellos días de integración en la URSS, inclusive sus habitantes aun conservan el idioma ruso y al frente la pujante fuerza de los jóvenes del occidente del país, que propugnan acercarse a Europa, parecen levantar dos flancos mitológicos en el más heráldico de los sentidos.

Crisis financiera. Lo crudo de la historia es que en medio de esta lucha hay una Ucrania menesterosa, que parece ser el protagonista de la siguiente crisis financiera, con una recesión prolongada, un grave déficit fiscal en el orden del 7.75% para el presente año, según datos del Fondo Monetario Internacional, un mercado accionario depreciado, una moneda devaluada y un nivel crediticio bastante deslegitimado, al menos de acuerdo con Fitch, con una calificación de “CCC” con perspectiva negativa en las emisiones a largo plazo (mismo nivel de Grecia y Chipre), que solo Rusia está “dispuesta” a comprar. Esta situación la coloca a las puertas de una insolvencia con una deuda de 43% como porcentaje del PIB.
Ucrania en las fauces de Caribdis o ante la fatalidad de Escila.

*Investigador del Instituto Centroamericano de Gobernabilidad (ICG).

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Martes 04 Marzo, 2014

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Por: Luis Carlos Olivares Martínez