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Opinión

La columna de Jaime Ordóñez

En el conflicto con Nicaragua sobre Isla Calero, el Gobierno de Costa Rica hizo lo correcto. Ir a la Corte Internacional de Justicia, con sede en la Haya, y buscar que fueran los estrados judiciales los que resolvieran un conflicto que el gobierno nica (incluido Edén Pastora) querían resolver por los puños. El gobierno de la Presidenta Chinchilla, el Ministro Castillo y su equipo de la Cancillería actuaron con eficacia en esto, al organizar un equipo jurídico competitivo que litigara y ganara el caso. Eso era lo correcto, (lo que hay que hacer en un estado derecho) y no las iniciativas de algunos compatriotas costarricenses que —con buenas intenciones pero con la cabeza caliente y un poco de delirio castrense— andaban por allí recolectando armas y planteándose la peregrina aventura de ir a sacar a bayonetazo limpio a Edén Pastora, sus ingenieros y los miembros del ejército sandinista que andaban por allí haciendo zanjas y talas. Sé de empresarios de Alajuela y San Carlos que ya estaban "entrenando gente" en sus fincas.


De haberle hecho caso a esos compatriotas ticos que, repito, con buena intención, inflamados de amor patrio pero con la mente un poco delirante, se habrían cometido tres errores: Primer error, nos hubiésemos metido en un ring que no es el nuestro. No lo hubiésemos logrado. Nicaragua tiene un ejército formal y entrenado, y nosotros no. Nuestro país no se preparó en los últimos 60 años para resolver los problemas con pistolas, AK-47s, ni bayonetas. Nuestro país se preparó para resolver los conflictos dentro de la racionalidad del derecho. Repito, no lo hubiésemos logrado. Segundo error, hubiésemos perdido toda nuestra estrategia jurídica y nos hubiésemos presentado, paradójicamente, como un país agresor con armas. Se nos habría caído nuestra argumentación en La Haya. Tercer error, hubiésemos generado con esa acción impulsiva e infantil una reacción chauvinista de la población nicaragüense que, más bien, ahora advierte que Pastora y Ortega cometieron un error. El pueblo nica no es tonto, y más bien le interesa tener buenas relaciones con Costa Rica, un país donde viven más de 600,000 de sus trabajadores y envían remesas que constituyen un porcentaje no despreciable de su PIB anual.


De haber nosotros cometido ese error, Edén Pastora —ahora más bien perseguido por la INTERPOL y buscando como se quita ese fogón de encima— sería nuevamente un héroe nica por “haber repelido la invasión tica”. Ahora está siendo, simplemente, el chivo expiatorio del gobierno nicaragüense por haber cometido un error en forma “inconsulta”. La estrategia de Daniel Ortega será esa: separarse de Edén Pastora para que la resolución de la Haya no lo afecte tanto, en especial un futuro reclamo económico de San José. Veremos si lo logra. La lógica del poder y la real-politik es así. Si se gana, se es un héroe. Si se pierde, el oprobio cae encima como una lluvia constante y pertinaz.


Toda guerra es una derrota, dijo Borges. En general, tenía razón (aunque no siempre, en algunos momentos de la historia hay que actuar, como cuando el bando aliado se enfrentó a la Alemania nazi hace ya 70 años. Otra hubiese sido la historia de la humanidad si el III Reich hubiese ganado esa guerra.). Pero este no era el caso. Esto era una escaramuza. Generalmente, es preferible usar la cabeza, el derecho y la lógica de la civilización.

 

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Lunes 30 Diciembre, 2013

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Por: Jaime Ordoñez

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