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Opinión

“Derechos humanos ha quedado en discurso”

Hablar de derechos humanos en un mundo globalizado parece una utopía, especialmente ante un sistema injusto, inequitativo y excluyente que violenta permanentemente los derechos del ser humano, el derecho a una vida digna, a una alimentación adecuada, a una educación igualitaria, al acceso a la información, a un ambiente sano, al trabajo decoroso y a otros sueños que se construyen día a día.


Pero las utopías, como dice Galeano, nos sirven para avanzar.


Saquemos a relucir nuestro intelecto, nuestra creatividad y por sobre todo nuestra rebeldía, para juntos y en armonía, empezar a reconstruir un muro que frene el hambre y la miseria imperante, un muro que detenga la explotación y la discriminación, un muro que simbolice la esperanza y la ilusión de otra sociedad.


Para dejar de observar esa realidad que viven nuestros pueblos, realidad en la que millones de nuestros niños, jóvenes, adultos, mujeres y ancianos que viven bajo el signo del sub-desarrollo a causa de la violencia institucionalizada, miseria y opresión que genera una realidad dual, fruto de la persistencia de sistemas políticos y económicos creadores de injusticias, que consagran un orden social que beneficia a unos pocos ricos, cada vez más ricos, a costa de pobres cada vez más pobres.


Cuántas veces hemos observado a trabajadores, obreros y campesinos que son reducidos a niveles de vida infrahumana, rostros de niños que padecen desnutrición, de jóvenes que ven frustradas sus esperanzas, de los marginados urbanos, de nuestros indígenas, de las madres que buscan a sus hijas desaparecidas en las redes de prostitución infantil, muchas de ellas niñas aún, de los pueblos que reclaman libertad, equidad y justicia para todos.


Pero pese a tanto dolor, revive la esperanza porque sentimos que Costa Rica es un país que está de pie. Se podrá demorar nuestra transición, pero nunca la impedirán y mucho menos debemos olvidarla.


Debemos construir una nueva sociedad para los jóvenes, presente y futuro de la Patria, jóvenes emprendedores, rebeldes y conscientes que permanecen con las manos abiertas, fraternas, sin odios, sin rencores, esperanzados de alcanzar sus ideales, sin renunciar la defensa de la verdad, igualdad y justicia.


La defensa de los derechos humanos es un emblema de la paz y del trabajo en la construcción de una verdadera democracia.


Los derechos humanos no deben quedar en el papel, en reconocimientos inocuos o en días de celebración, debemos convertirlos en medios convincentes y conducentes a la realización del bien particular y colectivo, parafraseando a José Martí, quien dijo “Los derechos se toman, no se piden; se arrancan, no se mendigan”.


La pregunta ha venido siendo, en los últimos decenios, “¿qué son los derechos humanos?” Pregunta que tiene todos los visos de ser una mal planteada.


Porque, parecería, conduce a buscar una respuesta, ontológica, en el mundo de las cosas “reales”. Diríase, “en el mundo empírico”, que es el mundo “real” en nuestra cultura positivista. Pareciera que, cuando buscamos una respuesta a esta pregunta, nos vemos obligados a pensar en alguna cosa. Propongo cambiar la pregunta por una que pregunte “¿qué dice el discurso de los derechos humanos?” Lo cual significaría adelantar algo: los derechos humanos son un discurso.


Habría que acostumbrarse a pensar en los derechos humanos, no como una cosa, sino como un discurso. Es decir, a pensar en ellos como un producto del lenguaje; a pensar en su existencia como resultado de actos de habla. Y así, tendríamos dos momentos de la pregunta. Primero, existe un discurso de los derechos humanos, discurso que camina en la mente de los hombres modernos desde hace poco más de dos siglos, lo cual es nada para la edad de la humanidad en el planeta. Segundo, cada uno de los derechos humanos que podamos enumerar, también es un discurso.


En eso se ha convertido el tema de los derechos humanos en un discurso que se vaivenea al ritmo de los tiempos, los intereses, y de lo que se quiere oír, pero finalmente en un discurso. No importa que en China se violen todos los derechos humanos, que no hayan firmado los tratados relacionados con ese tema, cuando de intereses económicos se trata. Por eso no importó todo ese discurso cuando de firmar un tratado de libre comercio con China.


Por eso hoy les digo que la definición final de los derechos humanos no ha pasado de ser un simple DISCURSO

 

*Diputado

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Jueves 15 Agosto, 2013

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Por: José Roberto Rodríguez Quesada

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