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Opinión

Editorial

El país entero se abocará a celebrar un aniversario más de la Anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica, una fiesta patria que tradicionalmente ha sido muy alegre, llena de color y mucha tradición.


Pero como ha sido la costumbre en los últimos años, viene también acompañada de reclamos de los guanacastecos por un olvido de las distintas administraciones para el desarrollo local y adecuadas políticas sociales que permitan ese impulso de una forma más “pareja” para todos sus conciudadanos.


Los temas sobre el tapete de todos son conocidos: el agua con arsénico, malas carreteras, falta de legislación adecuada para las zonas costeras, empleo escaso, y ahora también los efectos de una Ley de bienes inmuebles que ha sumido a muchos en pagos que no pueden afrontar y que les ponen en riesgo de perder sus casas.


Frente a este panorama se contrasta el recorrido tradicional, que ya ha empezado, por los pueblos con los cortes de cintas, música y marimbas cuyo intento por aplacar las quejas podría quedarse corto.


En especial si se considera que la popularidad del Gobierno anda tocando el piso, y el chispero de la campaña electoral aprovecha para lanzar petardos que calientan más la hoguera.


Pero fuera de ese escenario de confrontación, ¿qué se puede esperar?, ¡pues más trabajo señores! Los guanacastecos más que promesas desean acciones muy claras que comiencen a dibujar cambios que les despierten la fe, esa creencia en que efectivamente se puede construir oportunidades cuya cobija alcance un poquito para todos.


Para ello, más que un discurso de plaza pública, se ocupa la voluntad y decisión de hacer cambios, y aunque los resultados no suelen darse de la noche a la mañana debe haber señales de que podrán cumplirse. La provincia pampera tiene un potencial enorme, pero es necesario explotarlo adecuadamente.


Por otro lado, no podemos como país dejar que los actos cívicos se sigan convirtiendo en escenarios de zafarranchos, de actos bandálicos y de violencia, ni simplemente decir que con una intervención policial todo se calma. Ni una cosa, ni la otra, ello mancha a la Patria.


¿Será que los costarricenses ya perdimos la perspectiva sobre cómo celebrar a nuestra Costa Rica y nuestros valores e idiosincracia? ¡Ojalá que no! Protestar con pancartas y gritar a los cuatro vientos de manera pacífica es un derecho, lo malo es cometer excesos y pasar a otras acciones.


Dice una frase popular que la voz del pueblo es la voz de Dios. Por lo tanto, un gobernante está obligado a escuchar a quien con el voto le depositó la confianza para conducir los destinos de un país.


Sería bueno que de la manera más atenta, sin barricadas, ese ejercicio se ponga en práctica, ya desde hace dos meses se anunció una propuesta de diálogo social, que aún no se ha formalizado pero que según se dice se dará a conocer en los próximos días, pues el escenario pareciera servirse para este 25 de julio en Guanacaste, ¿será que lo pondrán en práctica?, lo veremos.

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Miércoles 10 Julio, 2013

HORA: 12:00 AM

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