Una mejor infraestructura educativa

EDITORIAL

Recientemente, el Ministerio de Educación Pública (MEP) dio a conocer el plan de infraestructura para 2020.

Invertirán ¢71 mil millones en 250 centros educativos. Los recursos se destinarán en nuevas edificaciones, ampliaciones o remodelaciones, así como los estudios preliminares y planos.

La distribución de esos recursos por provincia será la siguiente: San José ¢16.782 millones, Puntarenas ¢12.841 millones, Alajuela ¢12.106 millones, Limón ¢11.209 millones, Guanacaste ¢6.923 millones, Heredia ¢6.022 millones y Cartago ¢5.716 millones.

A esa inyección en infraestructura, se sumarán once centros educativos bajo el Proyecto de Fideicomiso con el MEP, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Nacional por unos $34 millones.

De la propuesta del Ejecutivo llama la atención que la intervención de los centros será por mayor cantidad de beneficiarios, es decir no por situación de la escuela o colegio.

Otro dato que el gobierno resalta es que el objetivo del MEP para este año consiste en entregar 92 edificios educativos con gran impacto en el territorio nacional y finiquitar 182 diseños.

De hacerse realidad, se estaría sobrepasando la ejecución promedio que ha realizado la cartera en los últimos seis años.

No está de más decir que esperamos que realmente el gobierno cumpla la meta propuesta.

Sin menospreciar ni invisibilizar ningún otro gasto capital, la inversión en la infraestructura educativa es vital para el desarrollo de nuestro país.

Es en las aulas donde se están forjando aquellos que continuarán haciendo a Costa Rica grande.

Es en las aulas donde se encuentra el ejército de nuestro país desmilitarizado.

La educación es la llave que tienen las personas, sobre todo las más vulnerables, para salir adelante, dejar de ser presas de la pobreza y de los vacíos egoístas de un sistema que no espera a nadie.

Presidente Carlos Alvarado Quesada y señora ministra Guiselle Cruz Maduro, ojalá que ese plan tan ambicioso no quede plasmado en el papel, guardado en una gaveta.

Si en algo hay que destinar recursos es en mejorar la calidad de la educación.

Según el Estado de la Educación 2019, del Programa Estado de la Nación, “sin importar la metodología o la fuente de datos, los estudios coinciden en un punto: existe un conjunto de factores que afectan el desempeño estudiantil y que no han sido captados por las mediciones en pruebas estandarizadas”.

El informe puntualizó que se “identificó un deterioro notable de los materiales en las aulas, así como condiciones ambientales poco propicias para el aprendizaje”.

“Se encontró un problema sistemático de elevados niveles de ruido y luz poco adecuada para actividades de lectura y escritura, además de aulas poco ventiladas y con temperaturas no aptas para las zonas climáticas donde se ubican los colegios”.

Otro dato importante que advirtió también el Estado de la Educación desde el 2017 es con respecto a la situación fiscal del gobierno.

Señalaba desde hace prácticamente tres años que el deterioro en las finanzas del Estado por las razones que fuera “más que un pretexto para no avanzar, debe verse como una oportunidad para optimizar el uso de los recursos disponibles”.

Coincidimos con ambas conclusiones. Las consecuencias de un sistema educativo deficiente no colaboran en nada para generar las condiciones económicas que necesita el país para su desarrollo.

Bien lo manifestó el reconocido pensador chino Confucio muchos años antes de la época cristiana: “La educación genera confianza. La confianza genera esperanza. La esperanza genera paz”.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Martes 18 Febrero, 2020

HORA: 12:00 AM