Colillas son basura también
Olivia Ramos*
Hoy en día hay más consciencia del daño causado por los desechos que botamos todos los días, especialmente el plástico. Países y municipalidades alrededor del mundo han prohibido el uso de los trastos, pajillas y las bolsas de plástico, porque se quedan en el medio ambiente por siglos y las partículas de plástico pueden entrar en la cadena alimenticia de diversas especies, incluida la nuestra.
Científicos advierten del peligro para los animales del mar, el ambiente en general, y para nuestra salud por la contaminación de no solamente el plástico, también los químicos tóxicos. Empresas e instituciones practican protocolos sobre el manejo de tales substancias. Se toman medidas para reducir el uso de petróleo para salvar el medio ambiente.
Pero hay una forma de contaminación tan pequeña y común, la cual, aunque es visible en todos los lugares, nos hemos acostumbrado tanto que parece invisible. Las colillas de cigarros.
Con la prohibición de fumar en los lugares públicos, áreas de trabajo y edificios, los fumadores llevan sus cigarrillos afuera y, al no contar con ceniceros, se les hace fácil botar sus colillas en la calle. Piensan que no importa una más entre las millones que ya están botadas y, como son tan pequeñas, no importa. Se calcula que en la ciudad contamos al menos con quince colillas por cada cien metros. Paradas de buses, esquinas, aceras frente a los restaurantes y tiendas populares están llenas de colillas. Véalo por usted mismo.
Lugares como el parque Morazán, un espacio lindo y fresco en el centro de la ciudad de San José, que es visiblemente libre de basura porque lo limpian todos los días, lo cuidan mucho, tristemente en cada entrada del parque encontramos montones de colillas. ¿Por qué la gente consciente del medio ambiente libre de contaminantes no piensa antes de tirar una colilla en la calle, las aceras o los parques?
Un informe de la agencia de noticias NBC News dice que los filtros de cigarrillos son el contaminante más grande del mundo, aún más que las pajillas y tazas de plástico. Estos son algunos de los tóxicos que caen en la acera con cada colilla: célulos acetate, rayon, adhesivos, nicotina, arsénico y metales pesados. Cada año 5.6 trillones de cigarrillos con sus filtros son fabricados y millones terminan en el ambiente.
Y por su tamaño tan pequeño se escapan de la escoba cuando se limpian las calles, y con la lluvia y viento terminan en las alcantarillas, ríos y mares, donde pasan a formar parte del alimento de los animales marítimos. Los millones de colillas que se ven en las calles, las paradas, los parques dañan los hábitats de los animales y su salud y envenenan los mares. Los mismos contaminantes y venenos pasan luego a nuestros cuerpos.
Mientras eliminamos los platos, las bolsas y las pajillas, tenemos que pensar en lo tóxicas que son las colillas que forman parte del ambiente en todo el globo, en las ciudades y en el campo. Necesitamos multas para quien tire colillas en la calle (las cámaras de vigilancia ven), campañas que eduquen sobre los tóxicos que tiramos por cada chinga, y tener lugares para desecharlas. O, mejor aún, más educación de NO fumar.
*Olivia Ramos es el nombre colectivo del grupo Liga Internacional de Mujeres pro Paz y Libertad, sección Costa Rica, una organización fundada en La Haya en 1915, y con una sección en Costa Rica desde 1982. Contáctenos por
