Vecinos de dos comunidades del cantón capitalino de Aserrí se armaron de valor y motivados por buscar la paz en sus localidades denunciaron a siete personas que usaban sus viviendas para vender droga.
Gracias a dicha colaboración, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y la Policía de Control de Drogas (PCD) los arrestaron mediante varios allanamientos.
La primera intervención se realizó la noche de este jueves al costado oeste del Cementerio de Aserrí, agentes de la Sección de Estupefacientes del OIJ recibieron denuncias sobre movimientos sospechosos en una casa.
En el lugar, le dieron seguimiento a un vehículo liviano en que viajaban cuatro personas, cuando llegaron a la casa que investigaban, dos de ellos se bajaron y a los pocos minutos salieron con una bolsa.
Una patrulla judicial los siguió y a unas cuadras lo detuvieron, los revisaron y ahí descubrieron que en el paquete iban 2.525 dosis de crack.
Se detuvo a un hombre de apellidos Rojas Rueda de 23 años, una mujer identificada como Sáenz White de 31 y a dos menores de edad.
En el caso de los adultos, los remitieron a las celdas de los Tribunales de Justicia, mientras que los menores quedaron en custodia de una familiar.
Al tener prueba contundente para realizar más acciones, se procedió a allanar la vivienda a la que se ingresó este viernes, en la estructura atraparon a tres personas, quienes responden a los apellidos Chinchilla Carrión de 37 años, Morales Vargas de 29 y Palma Corao de 19.
Asimismo, los agentes antidrogas encontraron dos kilos de cocaína, dosis de crack y marihuana dentro de una caja de seguridad y un millón de colones en efectivo producto de las ganancias.
Según la información que maneja el OIJ, los ahora detenidos se pasaron a vivir ahí desde hace un mes, pero a raíz de las denuncias, se tomaron una semana para realizarles seguimientos y recabar evidencia.
Los trabajos de las autoridades no solo se enfocaron en dicho lugar, en las cercanías de la Parroquia San Antonio de Padua en Poás de Aserrí, también se capturó a dos hombres de apellidos Flores Barrantes de 33 años y Vargas Peña de 37.
Por medio de la revisión a tres casas, la PCD decomisó 46 dosis de droga, 36 eran de crack y 10 de marihuana, ₡41 mil en efectivo, un arma calibre 9 milímetros y otra calibre 38.
Denuncias a su línea telefónica, les indicaron que la banda se encargaba de vender y distribuir estupefacientes cerca de un parque y centro educativo.
Flores contaba con seis pasadas policiales por tenencia y consumo de drogas, mientras Vargas, conocido como “Parce”, no tenía antecedentes judiciales.
Todos quedaron bajo las ordenes del Ministerio Público para que les dicten medidas cautelares.
