¿Cómo enfrentar efectivamente el bullying en el entorno escolar?
Lic. Manuel Chaves Quirós*
Siendo un niño de edad escolar tuve la experiencia de que otro chico más grande me acosaba para, literalmente, robarme el dinero que mi papá y mi mamá me daban para comprarme algo de comer en la escuela. Y aunque hoy sigo sin plata, quiero intentar aportar algunas cosas que nos puedan ayudar a entender lo que es el bullying pero, especialmente, que logremos sensibilizarnos un poco más acerca de la forma en que nos relacionamos entre las personas.
Rabindranath Tagore decía que “cada niño al nacer nos recuerda que Dios sigue teniendo esperanza en el hombre”, razón por la cual decidió fundar su famosa escuela Shantiniketan, que en sanscrito significa “morada de Paz”. Una experiencia educativa influenciada por lo que él había conocido del movimiento Escuela Nueva de John Dewey que ya había hecho su aparición en los Estados Unidos y la cultura espiritual ancestral de la India de la primera mitad del siglo XX, en donde la vivencia de las experiencias de aprendizaje a través de los intereses de los niños y las niñas que priorizaban la lectura, la indagación de la naturaleza, la expresión artística y la convivencia social basadas en el respeto y la ayuda mutuas marcaban la cultura interna de esa interesante institución.
Actualmente se desarrollan experiencias muy interesantes que siguen estas mismas ideas y que pueden ayudarnos a trabajar en la prevención del bullying en ambientes escolares. Por ejemplo, en Dinamarca están implementando como medida para combatir este fenómeno los “exámenes de empatía” y derivado de esta experiencia en las Islas Canarias en España implementan una asignatura llamada “Educación emocional y para la creatividad”, ni qué decir del programa KIVA de Finlandia y también de la estrategia “Padrinos y Ahijados” de la Escuela Nueva Laboratorio MEP-UCR acá en Costa Rica.
Este tipo de estrategias son una apuesta por enseñar la gestión de las emociones y esa importantísima habilidad que conocemos como “empatía”.
Esa capacidad de “ponerse en el lugar del otro” es posible promoverla ya que a las personas empáticas se les activan más las llamadas “neuronas espejo”, las cuales son las que permiten el aprendizaje por imitación y la conducta de ayuda a los demás.
Las personas tenemos la capacidad de reconocer las emociones de los demás, mirando a la cara y captando gestos y también somos muy influenciables, tanto que el estado de ánimo de los demás nos puede afectar haciendo que el nuestro también cambie.
El problema del bullying no se va a resolver solo en el nivel correctivo, aplicando sanciones a los acosadores. Tanto los chicos acosados como los acosadores necesitan nuestra atención. Según estudios recientes en Noruega, antes de los 24 años el 60% de los “bullies” o acosadores ya habrán cometido algún delito. Y eso no lo podemos permitir como sociedad.
Es en el nivel preventivo donde deben ir encaminados nuestros principales esfuerzos, ese es el campo de batalla en el que debemos seguir insistiendo, tanto para proteger a los niños acosados como para evitar que los acosadores crucen la línea de la delincuencia y la violencia como formas de vida y revertir estadísticas como las siguientes:
• Dos de cada diez alumnos en el mundo sufre de acoso y violencia escolar.
• Cada año hay 246 millones de niños y adolescentes sometidos a una forma u otra de violencia en el entorno escolar.
• Una investigación a 100.000 jóvenes de 19 países señala que un 25% de los encuestados dijo haber sido acosado por su apariencia física, otro 25% por su género u orientación sexual y otro 25% por su origen o nacionalidad.
Cuando recién iniciaba mis estudios universitarios me enteré por mi hermana que aquel chico que me acosaba en mi niñez había muerto asesinado. Él se había convertido en un delincuente común. Y hoy que recuerdo su rostro polvoriento y quemado por el sol, pero en especial su mirada, que en realidad era una mirada de profunda tristeza, me termino de convencer de que todo lo que hagamos para gestionar la empatía, el agradecimiento, la tolerancia, el altruismo y ese “ingrediente secreto” llamado alegría en nuestros niños y jóvenes vale la pena.
Quizás el regreso a las raíces más profundas del espíritu humano, a esas que nos hacen más personas, sean la respuesta a la construcción de una sociedad en donde el respeto irrestricto hacia los demás sea el eje fundamental de nuestra conducta.
*Consejero escolar y conferencista TEDx
