La condena a Repretel es de cuidado
EDITORIAL
El Tribunal Penal de San José condenó a la empresa Representaciones Televisivas Repretel S.A. al pago de ¢70 millones por daño moral contra Eugenia Cartín, la señora que le pegó varios gritos a un joven operador de una compañía telefónica.
La sentencia, que el abogado Rodolfo Alvarado cataloga como histórica, se da luego de que Cartín recurriera a recintos judiciales para denunciar a la televisora por haber creado un personaje humorístico que formó parte de las trasmisiones de fin y principio de año entre el 2017 y 2018.
El tribunal consideró que la empresa permitió el irrespeto y violentó el derecho de imagen de la señora, por eso procede a condenarlos.
Una sentencia de este tipo deja grandes incógnitas, pues podría verse como una limitante a la libertad de expresión en todos sus extremos.
Si bien es cierto Cartín no era una figura pública, sus acciones acontecidas años atrás fueron de conocimiento general del país por medio de los noticiarios y otras plataformas, pero además ella misma accedió a dar declaraciones y confirmó que estalló en ira contra el operador que la atendía por averías en su servicio de internet.
La situación dio para mil y un temas derivados de aquel comportamiento y permitió la libre expresión de todo ciudadano que la conoció.
Los audios de aquella acalorada discusión telefónica trascendieron en medios formales y hasta hubo una anterior acción judicial por ello, aunque no prosperó.
Pero lo más desconcertante de este fallo -que entendemos la empresa va a apelar ante las instancias respectivas- es que le pone una mordaza al humor tico, a la chota.
Y cualquiera diría que la chota es nefasta, que jamás podría permitirse la burla para decirlo en palabras más populares en estos tiempos, pero lo cierto es que esa forma de humor, sátira sarcástica, es una expresión de la cultura costarricense.
Hay que leer el artículo de Susana Gutiérrez, “El choteo: característica sociocultural del ser costarricense”, que claramente dimensiona este tipo de humor, de “burla” natural del ser tico.
Expresa la autora: “el choteo es por excelencia una de las formas críticas más expresivas que utiliza la sociedad costarricense en general. Su función es hacer burla o mofa, de manera sarcástica no solo del otro, como sujeto cultural, sino de asuntos relacionados con la política, la religión, la economía o cualquier otro asunto que afecte directamente a la sociedad costarricense. Este tipo de humor se encuentra presente en todos los ámbitos sociales de la cultura costarricense”.
Buenas expresiones del folclor abarcan no solo las caracterizaciones que hacen los humoristas nacionales, sino que en tiempos de redes sociales la nueva modalidad son los memes. Podría pensarse entonces que algo que nace con el afán de hacer reír, o bien de evidenciar o criticar una molestia social, podría estar sujeto a sanciones legales. Asimismo, resulta importante destacar que se entiende cuando hay delitos al honor en las manifestaciones públicas hechas por medios de comunicación o terceros, pero esta sentencia cambia totalmente el sentido del humor tico, que por años ha primado.
Surgen muchas preguntas, ¿será acaso que los imitadores nacionales con programas de radio tan conocidos como Pelando el Ojo, El Manicomio de la Risa, de 5 a 7 o La Cantaleta deben autocensurarse?
¿Basados en el fallo deben los humoristas retirar del conocimiento público, archivar o destruir todos aquellos personajes que históricamente han representado?
Limitar las expresiones culturales como la chota, la sátira y la crítica sarcástica es un golpe a la cultura nacional, ¿pero significa que deben cercenarse?
Esta no es una manifestación costarricense únicamente, se trata de un comportamiento latinoamericano. Hay textos que dan cuenta del choteo en Centroamérica y el Caribe. Bajo expresiones de esta clase se ha permitido a los ciudadanos criticar, denunciar y externar malestar o acuerdo con ciertas situaciones.
Habrá quienes consideren que la sentencia está en sus justas dimensiones, que el daño a la señora Cartín es evidente y puede que se busquen más justificaciones que las expuestas por los jueces, pero lo cierto es que vulneran, se quiera o no, la libertad de expresión y se pone en duda una manifestación cultural.
A esto hay que sumarle otras acciones que en el último semestre se han ejecutado contra los medios de comunicación nacional. En diciembre, un humorista de canal 7 fue duramente criticado por contar un chiste que se catalogó como machista y, a criterio de los más radicales, incitaba a la violencia contra la mujer.
Al humorista, Teletica decidió quitarlo de su elenco de fin de año, al tiempo que una ministra de gobierno decía en sus redes sociales que el contenido de algunos espacios en los medios iba contra las políticas públicas que impulsaba el gobierno.
Es bueno acotar que los medios de comunicación, excepto Sinart y Radio Nacional, son privados y que tienen independencia y libertad editorial. No deben ajustarse a gestiones gubernamentales sino a la ley. No pueden los medios nacionales acomodarse a las peticiones del gobierno, faltaba más.
Así como no es prudente que una jerarca del Ejecutivo promueva la censura a los comunicadores.
En fin, hay mucha tela que cortar con esta sentencia. Claro, el gremio de los humoristas, imitadores, cuenta chistes y demás deberán de analizarla con lupa, pues es evidente que les pone el cuchillo en el cuello, una mordaza y por ende a los medios que difunden esos programas les genera un riesgo directo que puede sancionarse con sumas de dinero tan exorbitantes como la fijada para Repretel.
PERIODISTA: Redacción Diario Extra
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Miércoles 20 Marzo, 2019
HORA: 12:00 AM
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