Un diagnóstico tardío…
Tinta con sentido
Esta semana se conmemoraron 45 años del fallecimiento del Dr. Rafael A. Calderón Guardia, se recordó su obra, se elogió su carismática personalidad, se reconoció su gobierno visionario y se agradeció nuevamente su singular y extraordinario aporte a la paz y la justicia social.
Hoy quisiera, sin embargo, referirme a un tema poco conocido referente al fallecimiento mismo del Doctor. En su momento, el diagnóstico y la autopsia coincidieron en que una colitis ulcerosa había acabado con la vida del Reformador Social.
Cuarenta y cinco años después, han surgido hechos que dan pie para preguntarse si más que una colitis ulcerosa su intestino fue prácticamente desintegrado por una intolerancia al gluten del trigo. Sí, lo que hoy conocemos como celiaquía.
En los años 70, nadie tenía la información sobre esta enfermedad y reconocer los síntomas y consecuencias era imposible. Cuarenta años después, la misma intolerancia se hace presente en su nieta Gloria; a partir de ese momento como familia nos dimos a la tarea de aprender los riesgos, las consecuencias, los cuidados y el origen de esta enfermedad.
La Celiaquía es una enfermedad de origen genético que se trasmite de generación en generación, en el caso de mi hija, solo uno de sus pequeños tiene el gen que indica que puede llegar a desarrollar la intolerancia, pero al igual que ella hemos identificado familiares que han desarrollado la intolerancia al gluten del trigo.
Conversando con uno de los médicos que estuvo presente en la autopsia del Doctor, decía que escuchándome hablar del tema recordó el momento en que se concluyó que la causa del deceso era una colitis, surgió la duda entonces sobre si el diagnostico original podría haber estado equivocado y que habría sido la celiaquía la responsable de su muerte.
La celiaquía no es un tema que simplemente está de moda, es una enfermedad que mata silenciosamente, y a la cual todos debemos de poner atención si existen síntomas como diarreas frecuentes, colitis, alergias, cansancio, abortos espontáneos y un sinfín de manifestaciones que confunden a los mismos galenos.
Hoy existen los recursos para poder determinar, mediante exámenes y biopsias, si la enfermedad ya se ha desarrollado o si se tiene la propensión por razones genéticas.
La ingesta de gluten se compara con el envenenamiento con productos tóxicos que poco a poco destruyen el organismo; en este caso el intestino pierde sus propiedades y deja de absorber nutrientes, provocando agotamiento, desnutrición y en última instancia hasta leucemia.
Entre más temprano sea el diagnostico, será más fácil contener las repercusiones que tienen para el celiaco el consumir alimentos con gluten, usar artículos de higiene como champús, jabones o cremas que también contienen gluten o tomar medicamentos en cuyas formulas se incluye el gluten. Esto es esencial para proteger la salud de un celiaco y su paulatino deterioro.
No existen medicinas, no existen tratamientos, solo hay que dejar de consumir gluten y esto, aunque suena sencillo, es sumamente complicado pues no existe certeza que los producto realmente están libres de gluten. Costa Rica ha avanzado en este tema, por desgracia la Ley de Atención de la Enfermedad Celiaca fue vetada y con ella se vieron frustradas regulaciones, sanciones y acciones tendientes a apoyar a esta creciente población, tales como: información accesible y oportuna sobre medicamentos y alimentos que no están debidamente identificados como libres de gluten y otros temas que afectan la vida diaria de un paciente celiaco.
Sería deseable que el tema se retomara por parte de la Asamblea Legislativa, pero sobre todo es importante que pongamos atención cuando algún familiar es diagnosticado pues la probabilidad de que más miembros desarrollen esta intolerancia es real y muchas veces el diagnostico llega demasiado tarde.
