Su hombre de confianza, pero también el “lunar” de los 100 días de su gestión como presidente de Costa Rica. Así coinciden los politólogos Gustavo y Sergio Araya en tachar como un “obstáculo” y un error el nombramiento del obispo luterano Melvin Jiménez como ministro de la Presidencia.
Para los expertos, la labor de Jiménez le ha puesto más cuesta arriba a Solís su mandato, ya que además de la polémica por los cuestionamientos constitucionales debido a su designación, no ha podido asumir sus roles básicos: el enlace con sectores, con los diputados y los medios de comunicación.
Sergio Araya señala que esta debilidad del Ministro se traduce en dos problemas del Gobierno: conducción y comunicación políticas; es decir no tiene el liderazgo para negociar, ni la destreza para comunicar, lo que se refleja en constantes contradicciones.
Gusta Araya apunta que para sostener a Jiménez han tenido que “cubrirle la espalda” con dos viceministros que asumen sus funciones y pareciera que tendría que nombrar a un tercero para que asuma el contacto con la prensa nacional, ya que a estas alturas el Ministro se encargó de lesionarlo.
SIN CLARIDAD
Los politólogos también coinciden en que Solís se apropió de la silla presidencial “sin tener muy claro que quería hacer” y por eso hasta él mismo se puso como fecha límite 100 días para intentar establecer una ruta.
Aunque resaltan que es normal que cualquier administración requiera un tiempo para la fase de acomodo y planificación, la diferencia negativa con Solís es esa falta de claridad, sumado a otros elementos en contra, como el caso del Ministro de la Presidencia y la carencia de una estructura en su partido.
Para ambos especialistas este último elemento se refleja en lo difícil que le fue al Presidente conformar su Gabinete, el cual tuvo que anunciar en tres tractos e incluso dejo puestos pendientes.
“El Gobierno tuvo que someterse a tratar de amalgamar gente que no tiene si quiera la misma ideología”, argumentó Araya.
Con ese primer escenario, sostienen que pretender que en tres meses la nueva administración lograra ejecutar grandes iniciativas, se torna muy complejo.
APAGAINCENDIOS
Sin una agenda de prioridades concreta, para Sergio Araya el Gobierno se ha dedicado a apagar fuegos, es decir sí ha resuelto problemas y ha tenido logros pero son acciones puntuales, de “muy corto plazo”, que nuevamente reflejan una falta de “visión estratégica”.
Los politólogos concuerdan en reconocer como logros la forma en la que se concretó la fijación salarial, las medidas antievasión establecidas por el Ministerio de Hacienda y suman el solventar la huelga de educadores, la gira a Estados Unidos para atraer inversión extranjera y el cambio en la forma de medición de la pobreza.
Pero estos tienen poco peso, frente a la ausencia de “una hoja de ruta” con microliderazgos compitiendo con las decisiones del Presidente, como es el caso del diputado y fundador del Partido Acción Ciudadana (PAC), Ottón Solís, fisuras en la fracción oficialista y la presión de más de un millón de ticos que le dieron el voto a Luis Guillermo con una expectativa abrumadora de cambio, que el propio Mandatario se encargó de alimentar, aunque de forma realista es imposible alcanzar por la misma estructura del país.
