Editorial
La comunidad LGTBI de Costa Rica ayer recibió el respaldo del Gobierno que con un gesto simbólico izó la bandera de la diversidad sexual en Casa Presidencial. El simple hecho de que este pendón con los colores del arcoíris ondeara al lado de la bandera nacional hizo que las redes sociales, las sodas, los parques y los buses explotaran en comentarios ante lo que para unos significó un avance y para otros, los más conservadores, un pacto con la “inmoralidad”.
El tema de la discriminación en contra de las personas con preferencias sexuales es un tópico que muchos quieren minimizar y desaparecer pues consideran que no es algo de lo que el Gobierno deba ocuparse como tema primordial.
Aparte de todos los demás problemas que enfrentamos, un Estado democrático debe velar porque todos sus ciudadanos sean iguales ante la ley, asimismo cobijar a las minorías que se han visto despojadas de sus derechos más fundamentales. En ese sentido es hacia donde debemos encaminar nuestro país, hacia un norte libre de toda discriminación para que así podamos decir que todos somos IGUALES.
Sin embargo, para alcanzar esto es indispensable que dejemos la mojigatería y la ignorancia de lado. ¿Se ha puesto usted a pensar cómo debe sentirse una pareja que no puede darse ni la mano en público por miedo a que le griten groserías y vulgaridades? ¿A usted le gustaría tener que esperarse hasta llegar a la casa para poder darle un beso a su enamorado o enamorada todo con tal de no tener que soportar las represalias de quienes consideran que su amor es “asqueroso”?
Muchos ticos se hacen de la vista gorda cuando son testigos de este tipo de bullying, afirman que los casos de violencia contra el colectivo diverso son aislados y que en Costa Rica la verdad es que se vacila, pero que todos somos IGUALITICOS así que no es necesario poner en papel los derechos de esta parte “tan pequeña” de la población.
¿Qué pasaría si usted fuera blanco de decenas de chistes, transmitidos incluso por los medios de comunicación? ¿Le gustaría ser tratado como un estereotipo andante y que minimizaran sus problemas y sus luchas? ¿Vería usted como positivo que pese a pagar los mismos impuestos que todo el mundo sus derechos no fueran una prioridad para el Gobierno que ayuda a mantener? Probablemente no.
Y es que en este tema, todos aquellos que lo invisibilizamos con nuestros comentarios ignorantes, somos unos IGUALADOS sin criterio para determinar qué tanto daño han sufrido nuestros compatriotas homosexuales.
La preferencia sexual es un asunto privado, nadie debería especular ni tratar de imponer sus visiones de mundo sobre los derechos fundamentales de personas que simplemente piden igualdad ante la ley, independientemente de a quién prefieran en su cama. ¿Quiénes somos nosotros para juzgarlos y negarles sus derechos?
