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Opinión

Editorial

Hablar y educar a los menores estudiantes sobre la comisión de delitos podría sonar descabellado tanto para padres como para docentes, sin embargo se hace muy necesario en tiempos actuales.


Los jóvenes quienes asisten a las aulas para instruirse en las materias básicas, urbanismo y buenas costumbres, educación artística y sexualidad deberían estar recibiendo algunas lecciones sobre actos contrarios a la ley y sus consecuencias, pues a decir verdad una buena parte sigue pensando que se trata de un juego de niños.


Si bien el centro de educación absorbe una gran parte del tiempo de los alumnos, en el hogar se debe hacer el primer llamado de atención, mismo que viene a reforzarse en los planes de estudio.


Basta ver el duro ejemplo de la menor de 16 años, que la semana anterior dio al parecer a luz en su propia casa, arriesgando su vida y la de su retoño.


Sin más procedió a meterla en bolsa plástica y dejarla en un basurero metálico abandonada. Solo Dios pudo protegerla. Una vecina la rescató y hoy el cuento es otro.


Esa madre adolescente enfrenta a la justicia por un delito grave, la Fiscalía calificó el hecho como tentativa de homicidio con una pena de hasta 15 años de prisión y si fuera recalificado sería expuesta a no menos de 10 años por abandono de incapaz.


Posiblemente la joven ni se imaginaba el peso de la justicia sobre sus espaldas y menos que sería atrapada, pues esa es la lógica de quien comete un delito. Pero la verdad es otra, esa mujer sin cuestión alguna será sometida a la administración de justicia a corta edad y por más arrepentimiento que muestre recibirá un castigo.


Lo mismo que le ocurrió a esta muchacha le sucede a cientos y no es una casualidad, cada día a los centros penales llegan poblaciones más jóvenes que hace una década atrás.


Las cifras lo dicen todo, un informe del Departamento de Planificación del Poder Judicial indica que durante el año 2012 un total de 12.335 personas fueron parte de un proceso penal, de esa cantidad 8.050 (es decir un 65% el promedio) fue condenada por algún delito y el resto (4.250) resultó absuelto. La mayor parte de las condenas se dio contra hombres.


Más de la mitad de los condenados, y es acá donde está el detalle preocupante, van desde los 20 hasta lo 34 años. Estamos hablando de una población que debería estar en formación superior o buen dinamizando la economía nacional. Pero por el contrario, se topan tras las rejas con sueños truncados y familias necesitadas, una vez encarcelados su vida dará un giro de 180 grados.


Para nadie es un secreto que los chicos y chicas en ciertas edades se convierten en una esponja que todo lo absorbe, desde lo bueno hasta lo malo. Los padres no podemos hacernos los desentendidos en el asunto máximo cuando la sociedad avanza aceleradamente y los jóvenes se exponen no solo a drogas, actos delictivos, pornografía, abusos sexuales, licor y conducción temeraria, para enumerar algunos.


¿Qué padre, madre o encargado no se ha tenido que agarrar fuerte y poner límites determinantes ante el comportamiento de sus hijos e hijas adolescentes? Esa una edad en que todo se desborda y se requieren soluciones prontas y efectivas.


Pues bien, si en las escuelas y colegios públicos se tratan temas variados que darán oportunidad de desarrollo a los estudiantes, sería una buena idea poder abordar desde las mismas aulas algunos tópicos de la administración de justicia. No estamos diciendo que aquello se convierte en clases de derecho, pero sí en una guía de información.


Hombres y mujeres estudiantes desconocen por completo los efectos de verse involucrados en acciones ilícitas, si bien en el seno del hogar se logra ocasionalmente conversar acerca de dichas implicaciones, lo cierto es que hay un nivel de desconocimiento elevado y puede subsanarse desde las lecciones.


La responsabilidad es de todos, eso es innegable, pero el Ministerio de Educación Pública (MEP) está en su potestad de incorporar los tópicos necesarios en los programas de Cívica, pues esa es la materia correspondiente al desarrollo ciudadano.


No está demás abarrotar de información a quienes son los encargados de manejar en pocos años las riendas del país. Es doloroso ver las estadísticas y percatarse del aumento de jóvenes vinculados a la criminalidad.


Así como nos preocupamos por enseñar lo relacionado a la sexualidad sana, digna y plena, la recomendación a los expertos sería brindar guías de orientación básica en torno a criminalidad, centros penales y penas.


Sumemos insumos a la vida de los más jóvenes, creemos armas para evitar o al menos minimizar que las cifras sigan creciendo y los centros penitenciarios absorban la jovialidad y la iniciativa de nuestras generaciones más frescas.

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Martes 10 Septiembre, 2013

HORA: 12:00 AM

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