¿Quién pagará por vacunas vencidas?

Editorial

Desde que se empezó a hablar del tema de las vacunas contra Covid-19 acá en Costa Rica, todo ha sido controversia. Primero fue el costo de dichas inmunizaciones, pues las que fueron compradas a las farmacéuticas Pfizer/BioNTech generaron roncha, dudas e incertidumbre, porque aún después de tanto tiempo se desconoce el costo que tuvo que pagar el país por ellas.
Y es que todo giró en torno al famoso contrato de confidencialidad firmado entre el gobierno y las socias desarrolladoras de las vacunas contra el Covid-19 el cual no permitió conocer ni el más mínimo detalle de los miles de millones provenientes de fondos públicos destinados para adquirir las dosis.
Los medios de comunicación nacional intentaron por todas las formas de obtener la información, sin embargo, las autoridades aseguraron que hacer de conocimiento público dichos datos pondría en riesgo la adquisición del medicamento.
Pero el otro punto a tomar en cuenta es que se pidieron vacunas como si no hubiera un mañana, y si bien a cada uno de los costarricenses le tocaban 4 dosis es muy claro que no todos estaban de acuerdo con inmunizarse y de hecho a estas alturas del partido muchos no lo han hecho, porque aseguran no querer ser conejillos de Indias de las farmacéuticas.
También había que tomar en cuenta que muchos países del mundo nos donaron inmunizaciones para que no se quedara nadie sin su dosis y porque además el país, siguiendo su espíritu de buen samaritano de siempre, vacunaba extranjeros que muchas veces andaban de paseo y otros que residían acá que ni seguro tenían.
Ante todos estos escenarios, nos preguntamos entonces en qué se basaban las autoridades para hacer los pedidos de las vacunas, ¿o era pedir por pedir porque algún beneficio se iba a tener? Y no es por pensar mal, pero esto de estas inoculaciones siempre olió raro.
Y no es algo que digamos los ticos o que se quede solo en malpensar de algunos, puesto que auditorías de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) eran reveladoras acerca del desorden con las vacunas Covid-19, al punto que desde el día uno comenzó una cadena de irregularidades que no podían pasarse por alto, que urgía corregir y sancionar con mano dura.
Muchos creyeron que manejar el tema de la compra de vacunas en el mercado internacional y traerlas era suficiente para seguir apareciendo en las fotos del éxito y el reconocimiento, sin embargo, no midieron la pérdida económica que significaban para el país las ocurrencias de algunos.
La noticia del vencimiento de más de 400 mil vacunas viene a reafirmar el desorden que hubo en cuanto a este tema en nuestro país: Si esto lo traducimos en dinero, se perdieron ¢3.277 millones y, siendo realistas, con la situación económica del país, no estamos para perder ni un colón.
Ante este escenario, queremos saber quiénes serán los valientes que levantarán la mano y aceptarán la culpa sin necesidad de que nadie los acuse, ¿o como siempre se convertirán en avestruces que meten la cabeza en la tierra esperando pasar desapercibidos?
Desde que se dio la noticia de la pérdida de estas vacunas no hemos visto a ninguno de los que figuraban en la foto salir a ponerle el pecho a las balas, ¿o es que solo les gustan las maduras, como salir a tomarse fotos con los lotes de vacunas cada vez que llegaban?
Ya es momento de que nuestro país siente precedentes y no dejemos que se juegue con el dinero de los costarricenses como si fueran bienes de difunto, porque aquí todo mundo despilfarra y al final nadie paga con cárcel los errores cometidos, ni mucho menos lo percibe en su bolsillo, por eso es que a todo mundo le da lo mismo actuar bien o mal en la función pública.
Ahora lo que queda es ver cómo negociar lo que hace falta por llegar, porque, tomando en cuenta la disposición de los ticos a seguir aplicándose alguna vacuna, se seguirán perdiendo las dosis venideras.