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Opinión

Se debe repartir el ayote de manera más equitativa

Editorial

Muchas veces hemos visto adultos mayores a los cuales la pensioncita que reciben no les alcanza ni siquiera para solventar las necesidades básicas, muchas veces deben decidir si comer, pagar alquiler o comprar medicinas.

Casi todas estas personas trabajaron muchos años y ahora no pueden llevar una vida digna, mientras que algunos nadan mes a mes en dinero por el cual muchas veces trabajaron apenas cuatro años. 

No podemos tapar el sol con un dedo y determinar que en temas de pensiones Costa Rica les debe a algunas personas mucho, mientras otros reciben dinero a manos llenas. 

Quizá este descontento popular de la gente, que se ha quejado bastante por las pensiones de lujo que reciben algunos, mucho dinero por el que debemos ser realistas muchas veces no han trabajado, puede ser bastante válido. 

En bastantes ocasiones se ha intentado cambiar esto, sin embargo, gobierno tras gobierno se han quedado en puras promesas. En esta ocasión el Poder Ejecutivo encabezado por Rodrigo Chaves encontró el portillo para hacerlo realidad, o por lo menos intentar disminuir el dinero que se desembolsa mes a mes en estas pensiones de lujo.

El pasado miércoles se anunció con bombos y platillos el proceso de lesividad por parte del Ministerio de Trabajo que se interpondrá contra 78 pensiones de lujo. Muchos de ellos tienen una pensión de aproximadamente ¢8 millones y algunos, no conformes con esto, reciben otros dineros incluso en casos particulares por concepto de salario, haciendo llegar el monto percibido hasta los ¢13 millones.

Las autoridades actuales alegan que, se supone, no pueden tener una pensión que supere el monto de salario que perciben actualmente los diputados, entonces a muchos de ellos se les podría reducir este monto a la mitad aproximadamente. 

Muchos pensarán que es injusto, muchos otros creemos que la mayoría estarán de acuerdo con el proceso que Chaves y su ministra proponen. No se puede esconder, resulta imposible que el país siga costeando estas pensiones y el Estado no se vea perjudicado. 

No podemos hacernos de la vista gorda, el país no puede seguir pagando estos montos exagerados por una pensión y, lo peor de todo, generando tanta desigualdad ante otros sectores de la población que tienen pensiones de ¢100 mil.

Alguien en su sano juicio podría explicar cómo hace para salir adelante con este monto tan insignificante un adulto mayor, con todos los padecimientos que tienen algunos, las necesidades y muchas veces hasta con responsabilidades que no son suyas a cuestas. Pero, además, si se toma en cuenta el monto máximo que, por ejemplo, recibe una persona que cotiza para la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), tampoco se acerca ni un poquito a estas pensiones de lujo porque tienen un tope de ¢1,6 millones.

Entonces esas pensiones también están proporcionalmente más altas de lo que reciben el resto de los ciudadanos, lo que no deja de ser injusto y es precisamente cuando se fomentan este tipo de cosas que se hace más grande la brecha entre las clases sociales.

Muchos por años se han quejado del tema, sin embargo, claro, nadie quería quedar mal con muchos de los pensionados de lujo, grandes hombres y mujeres de la función pública que se fueron a sus casas con las bolsas llenas de dinero por el que no cotizaron, por el que hubieran tenido que trabajar 200 años para obtenerlo. 

Es indefendible que en Costa Rica haya personas que reciben ¢7 millones, ¢5 millones y ¢4 millones al mes por pensión cuando en realidad nunca dieron un aporte que amerite ese beneficio.

Es decir, un ciudadano que tenga en su poder esa cantidad de dinero cada mes debió haber aportado casi la totalidad del salario de unos 20 años de trabajo, situación que a todas luces resulta imposible.

Mientras unos se llenan las bolsas con tales sumas de dinero, otros esperan hasta la muerte para recibir unos cuantos cincos. No vayamos muy lejos. En la CCSS las filas de espera para gestionar las jubilaciones son interminables, así como los trámites, y lo que muchos reciben es una miseria. 

Aunque suene mal, esos colones que apenas alcanzan para el pan y la leche del desayuno son los que el trabajador realmente cotizó para el régimen, sin más ni más.

Todos los trabajadores, ya sea del sector público o del privado, deberían tener los mismos beneficios al jubilarse. Hacer diferenciación golpea no solo a este sistema, sino a la sociedad como tal, porque se sigue fomentando la desigualdad. 

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Martes 09 Agosto, 2022

HORA: 12:00 AM

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