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Opinión

La receta de la teleconsulta

Editorial

La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) no despega los ojos de la pandemia, y eso se lee muy bien hasta que nos damos cuenta que los pacientes que recibían atención por enfermedades crónicas ya no son bien recibidos en algunos Ebais, e incluso del todo siguen sin acceso a una consulta presencial.

Desde que inició la crisis sanitaria, en algunos de estos centros las personas ya ni siquiera pueden sentarse en las bancas internas para preguntar por asuntos propios de su situación médica.

Cuando la Covid-19 llegó al país, el panorama fue muy confuso y se empezó a dudar de todo, razón por la cual se cerró una gran cantidad de servicios de salud, al punto que quedaron paralizados.

Eso era entendible hace año y medio, cuando se hablaba de una enfermedad nueva de la cual se tenía escasa información, sin embargo, hoy muchos de los mitos que existían se han ido desmintiendo e incluso muchas de las medidas que se tomaron en su momento ahora se tornan risibles, pues se ignoraba el manejo adecuado de la crisis.

Actualmente, teniendo mapeada la situación, la mayoría de clínicas intenta volver a la operatividad normal, sin embargo, muchos Ebais en apariencia se hicieron de la vista gorda, de modo que sus funcionarios se atrincheraron y siguen sin recibir a los asegurados.

La población sobreviviente al Covid-19, a la fecha, dichosamente es la mayoría, pero un gran porcentaje necesita atención por enfermedades crónicas, que al parecer no son tratadas como debe ser.

Es contradictorio que los altos mandos de la CCSS insistan en cuidar con mayor atención a las personas con problemas de hipertensión, diabetes, males cardiacos y otros, mientras que en varios centros médicos no los están atendiendo de forma presencial.

Pese a que se les sigue enviando recetas para su tratamiento, muchos pacientes han quedado al margen, pues los médicos que siguen trabajando únicamente lo hacen por teleconsulta, lo que les da muy poco margen para conocer realmente cómo se encuentra la personas que está al otro lado del teléfono.

Por obvias razones, no tienen una idea de su estado físico y, más importante aún, no pueden llevar un registro de signos vitales, lo que convierte la consulta telefónica en una llamada de rigor para seguir mandando los medicamentos que necesita la persona interesada en que su salud se mantenga.

Los médicos mandan a los asegurados a los laboratorios clínicos para hacerse exámenes de sangre y demás, lo cual es excelente para mantener el control, pero no tiene mucha lógica, para eso deben asistir al centro médico por estas pruebas, donde incluso se tiene mucho más contacto que en un pequeño Ebais en el que trabajan menos de 15 personas.

Días después de exponerse para tener los exámenes, el paciente no recibe más que una corta llamada para que el médico cumpla con su rol de forma inoperante.

Entonces, ¿se trata de proteger al asegurado o solo al médico? Porque en estos casos, cuyas denuncias llegan a diario a nuestra redacción, los afectados resaltan que hacen filas por exámenes de sangre, teniendo ellos riesgo de contagio, pero entendiendo que es por su salud, mientras que algunos médicos cierran puertas y solo usan el teléfono como herramienta de trabajo para decir que sus exámenes están bien o mal y finalmente dicen: “nos escuchamos en seis meses”.

¿Para eso querían vacunar a todo mundo rápidamente? ¿No era que conforme avanzaba la vacunación todo iba volviendo a la normalidad?

Al menos en ciertos Ebais la normalidad no existe, pues, aunque tengan las puertas abiertas, la atención médica es nula para pacientes crónicos y lo dicen los propios asegurados.

¿Desde cuándo se perdió la vocación? Al tiempo que centenares de funcionarios de hospitales luchan a diario para darle guerra al virus, hay otros que están muy cómodos con horario de oficina tomando el teléfono para consultas de dos minutos como por salir del paso.

Lo peor del caso es que tienen un salario igual de sustancioso que el personal que está matándose en otros centros médicos, y conste que la crítica aquí no es por los salarios, sino por cómo se los están ganando.

Entendemos que se deben aprovechar las bondades de la tecnología y la comunicación remota, pero ya es hora de que los pacientes con enfermedades crónicas elijan si quieren ser atendidos o no presencialmente.

Que no se pierda la esencia de los Ebais, donde el médico conoce bien a sus pacientes y sabe cómo avanza su condición de salud, porque a la fecha tenemos doctores que timbran para hablar con un desconocido sin saber en ocasiones para qué lo están llamando.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Lunes 27 Septiembre, 2021

HORA: 12:00 AM

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