Soy un hombre divorciado de 54 años. Le escribo porque sé que usted lucha contra los prejuicios de la edad. Me separé hace más de cinco años y desde antes venía fallando con la erección y por eso no he tenido relaciones desde entonces. Hace dos meses encontré a la mujer de mi vida, pero ella es muy joven, tiene 28 años y me da pena fallar. Los dos queremos un hijo, pero yo así, impotente, me siento desesperado.
Es importante recordar que hoy en día los problemas de erección suelen resolverse fácilmente encontrando la causa del problema, en la mayoría de los casos logramos con unas cuantas consultas revitalizar la vida sexual del paciente. De tal forma que es cuestión de consultar.
Merece mención especial el comentario “encontré a la mujer de mi vida”, en el sentido que cuando se tiene la suerte de encontrar una pareja a la que se percibe maravillosa, es importante no apresurar la relación, es decir, hay que vivir y disfrutar cada etapa para ir afianzando el vínculo.
Muchas parejas, por sus ansias de tener hijo, acortan esa etapa de convivio y luego lamentan no haber disfrutado más la relación, sobre todo porque los niños “nos roban el corazón” y se vuelven el centro del hogar, por lo que tendemos más a asumir el rol de padres y viene a menos el rol de pareja.
Ojalá puedan pasar mucho tiempo juntos, disfrutando el convivio y la sexualidad antes de llamar a la cigüeña, para que así puedan conocerse mejor y generar una fuerte identidad de pareja, que les permitirá enfrentar juntos, y de la mejor manera, los retos que depara la paternidad.
