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Opinión

Don Albino y su “Democracia de la Calle”

Gerardo Castillo Martínez*

Basado en el Derecho de Réplica, me permito referirme al artículo del Sr. Albino Vargas Barrantes, aparecido en la sección de Opinión del DIARIO EXTRA del 07/10/2020, intitulado “¡La Democracia de la Calle otra vez se está manifestando!”. Llama mucho la atención que el sindicalista, en ese panegírico que él se apoya para sustentar ese ininteligible concepto, no aluda a los desmanes que ciertos grupos están haciendo contra la seguridad e integridad de oficiales de la Fuerza Pública (lanzamiento de piedras y bombas molotov) y por los daños severos que han hecho a vehículos de esos funcionarios para el cumplimiento de su deber, cuando no de requisas, amén de la destrucción de bienes privados, así como de impedir o dificultar la libre circulación de ambulancias y de perjudicar el transporte y la entrega de bienes e insumos en los diferentes centros de servicio (hospitales, por ejemplo), de consumo y de producción en el país, en la que mucha de esa mercadería ha estado a cargo de pequeños y medianos empresarios agropecuarios, que en su retórica incendiaria dice también defender...

¿Eso es “Democracia de la Calle”? Entonces, estamos advertidos de que para don Albino existen dos acepciones de lo que es la democracia y dos “territorios” diferentes en donde ellas se realizan: una, en las calles, en las que varios grupos, en nombre de esa “democracia”, la contradicen, porque violentan principios democráticos verdaderos como el de la libre circulación de las personas para ir a trabajar, a estudiar, a recrearse, a producir, o a recibir atención médica; del cumplimiento sin obstáculos de funciones públicas de la Fuerza Pública y de la CCSS; el del transporte libre de la producción nacional, regentada, en un porcentaje alto, por pequeños y medianos propietarios, que, a su vez, tienen costos y planillas que atender (¡Vaya ironía!); o de la esperanza de empresarios turísticos, constituidos muchos de ellos por pequeños y medianos, de que sus negocios no sean entorpecidos con miras a generar ganancias, sostener salarios y mantener a sus empleados, una gran parte de los cuales son de escasos recursos… (¡Vaya otra ironía!). ¿No debería llamarse con otro nombre ese término inubicable sociológicamente?, habida cuenta de los resultados antidemocráticos obtenidos…, por el de “Dictadura de la Calle”, que sí es más representativo… de lo que se hace en esas calles.

Está la otra acepción, que se vive y se practica en todo el Estado nacional, aceptada cultural, social y políticamente, y ejercitada desde hace décadas en cuanta esfera pública y privada hay, y que abarca el inmenso territorio del país, incluyendo las calles…, que se denomina Democracia, garantizada constitucional y legalmente para que haya igualdad en el trato, en la libertad (de expresión, de opinión, de sindicalización, de información, de reunión, seguridad, de comercio, de movilización, de concertación obrero patronal …), en el respeto a las ideas ajenas, en la propiedad y en las remuneraciones, entre otros beneficios que nos otorga ese sistema político, que, aun cuando imperfecto, es lo mejor que se conoce. Don Albino se ha favorecido con este “tipo” de Democracia, ya que pudo integrarse a la organización laboral de la que es su dirigente, y ha fomentado, bajo el principio de libertad de sindicalización que brinda aquella, otros sindicatos, con el fin de defender y proteger, y bajo otro principio democrático, el derecho a trabajar, a tener un salario justo y otras conquistas sociales para la clase trabajadora. 

Y si nos atenemos a las denuncias públicas formuladas por José Miguel Corrales, el ministro de Seguridad y el propio Presidente, de que hay infiltración de estructuras delictivas en esas protestas, y de que se están cobrando peajes en ciertos lugares, ¿tiene esto que ver con el abstracto concepto de la “Democracia de la Calle”? ¿Usted apoya eso? La protesta social va tomando un rumbo de rechazo y degenerando en determinados puntos y a cargo de algunas personas, en violencia criminal dadas las agresiones a personas y bienes públicos. Todas esas muestras de “democracia callejera…” para tratar de doblar la voluntad del Gobierno y obligarlo a aceptar las demandas (la principal, no negociar con el FMI), han empezado a ser deploradas por unos y otros. Yo le invito a que enarbole la bandera de la “Democracia de la Civilidad”, porque el funesto expediente al que han recurrido usted y sus compañeros de viaje… no ayudará a nadie, incluyendo a los pequeños y medianos empresarios y a los asalariados de “a pie” a quienes usted afirma querer ayudar… con los bloqueos, excepto a más violencia y a posponer el imprescindible diálogo que todos queremos para solucionar los problemas acuciantes que hoy enfrentamos. 

 

*Politólogo

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Lunes 12 Octubre, 2020

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