Corrupción política y empresarial
Luis Fernando Allen Forbes*
La corrupción es uno de los grandes lastres para el progreso de la sociedad y de la economía en los países. Las organizaciones luchan día a día para combatir este mal, que impide que las sociedades se desarrollen.
La corruptela es algo con lo que siempre hemos convivido, solo que antes no podía mostrarse a la sociedad, y por lo tanto no podía condenarse. Con la llegada de las nuevas tecnologías y la globalización, la comunicación y los medios periodísticos “han tomado” una gran fuerza, difundiendo la información a toda la sociedad.
Se debe destacar que la globalización ha permitido que las personas posean información detallada de los hechos que ocurren al momento, así como destapar y probar muchas acusaciones que otrora no podían hacerse. Esto ha llevado a los políticos a reducir sus índices de corrupción o, al menos, cambiar el modelo corruptivo, pues corren serios riesgos de ser descubiertos.
El fenómeno de la corrupción afecta también al sector privado, el cual no solo se encuentra a veces involucrado en hechos de depravación, sino que también la promueve a través del soborno. En este contexto tiene especial relevancia el sector financiero, en donde los banqueros deben conocer a sus clientes y, por ende, la procedencia de su patrimonio.
Para luchar contra la corrupción se requiere un plan de acción que establezca una plataforma jurídica que sirva de base para lograr la transparencia en la administración pública, la coordinación de los órganos de control interno y externo, así como de la participación de los distintos interesados directos de los sectores público y privado.
Esta contienda no es potestad exclusiva de los órganos de control, la participación de la ciudadanía en asuntos de interés público constituye una condición indispensable en la promoción de la transparencia y tiene un carácter estratégico.
Además de sus resultados dependerá el establecimiento de una sociedad más democrática y productiva, que sea políticamente estable y socialmente equilibrada, y en la que los ciudadanos tengan confianza en sus instituciones.
También los medios de comunicación deben cumplir un papel importante notificando los casos de corrupción y aumentando la toma de conciencia sobre las políticas contra la corrupción, así como proporcionando información que permita prevenir y combatir la corrupción en los países donde falta la voluntad política para combatir la corrupción.
Las grietas del modelo actual de estado se han agrandado con el paso de los años ante la falta de una voluntad y actividad reformadora del sistema capaz de adecuarlo a su realidad política compleja.
Finalmente, en este contexto la reforma constitucional cobra sentido como mecanismo para dotar al sistema de reglas más claras y eficaces, a fin de que el ordenamiento jurídico por una parte funcione, evitando abusos de los poderes públicos y conflictos entre las diferentes administraciones.
*Director Ejecutivo Asociación
Salvemos el Río Pacuare
