CONSULTA: Una de las cosas que estamos perdiendo es una masculinidad sana, que cambie el machismo porque es déspota, egocéntrico y agresivo. Me gustaría que escribiera sobre el tema.
RESPUESTA: La sociedad, los hogares, los hijos, las esposas, los nietos, hermanos, hermanas, vecinos, jefes, compañeros de trabajo, amigos y Dios necesitan con urgencia hombres que cumplan con excelencia sus roles de cabezas de hogar, esposos, abuelos, hermanos, vecinos, compañeros de trabajo, líder, amigo y ser humano de fe.
Necesitamos hombres, que para esta época son extraños, que amen sin fin a sus parejas, que están ahí para sus hijos cuando estos ocupen un consejo, que sean un hombro para cuando sus parejas sufran, que sean un apoyo para sus padres cuando están enfermos o en la estación del otoño, que lideren bien a sus familias, que sean ejemplo a sus nietos, que sus hermanos sepan que siempre pueden contar con ellos.
Urgen hombres que sean buenos vecinos de ayuda, buenos compañeros de trabajo, jefes o líderes inspiración que sumen en lugar de restar, amigos eternos que estén en las buenas y en las malas, que siempre tengan una oración para fortalecer.
Hombres que abracen a sus esposas cuando lo ocupen, que lleven a sus hijos a comer una hamburguesa y conversar sobre lo que a ellos les guste, contar una buena historia al nieto que la recuerde para siempre en su corazón, ser un hermano que salude siempre con un abrazo y un beso sincero, que ordenen cuando por malas conductas su hogar esté desordenado y lo haga con una reunión sencilla en la sala de la casa.
Hombres que barran la acera de su vecino, que conduzcan siempre con responsabilidad aunque nadie los vea, que lleven un poco más de comida para aquel compañero de trabajo que no puede comprarla, líderes que honren y feliciten con una palmada en la espalda cuando alguien hace algo bueno, amigos que llaman solo para ponerse al día y ver cómo va la vida. Hombres que se arrodillan para pedir a Dios por todos aquellos a quienes aman.
Un hombre debe dejar un buen legado a su familia y a la sociedad, formar valores morales en los suyos, ser íntegro y no solo honrado; puede ser que nunca se robe nada, pero ese mismo hombre puede ser infiel a su pareja, o sea es honrado pero no es íntegro. Debe ser perdonador de los errores de los demás y de los suyos, ser paciente, de buen trato y sobre todo amar en forma sana a los suyos.
Que no sea perfecto, pero sí con una actitud perfecta, aquella actitud que siempre busca crecer para ser mejor y hacer el bien a los demás.
Consejero familiar
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