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Opinión

El desempleo es culpa del PAC

Jonathan Prendas

Las estadísticas se comprueban en la calle, y por eso no hay que esperar las encuestas oficiales para saber que el desempleo está golpeando muy fuerte a los costarricenses desde hace meses. Tanto es así que muy posiblemente usted en este momento conozca a alguien que tiene problemas de trabajo.

Seguramente el partido en el gobierno le echará toda la culpa a la pandemia, y aunque es innegable que el Covid-19 nos está afectando a todos, este es apenas uno de los factores que han disparado las altas cifras de desempleo en Costa Rica.

Hagamos memoria. A partir del primer año de gobierno PAC, la deuda del país comenzó a subir muchísimo, pero eso no vino acompañado por un esfuerzo y políticas claras para crear trabajo o para realizar inversiones en áreas importantes como la infraestructura. O sea, solo se gastó más plata sin contar con un plan de desarrollo.

Por eso es que el desempleo creció en forma proporcional a la deuda. De acuerdo con las cifras oficiales del INEC, en el 2014 un 9% de los costarricenses no tenían trabajo, es decir, unas 215 mil personas. Ya para finales del 2018 subió a 12% (294 mil), el más alto desde que se realiza la Encuesta Continua de Empleo en 2010. En marzo de este año subió a 12,5% (314 mil), en abril llegó al 15,7% (379 mil) y en mayo al 20,1% (468 mil). Tome nota que el gobierno trabaja con datos añejos, por lo que a finales de este mes se espera un 27% (630 mil) de desempleo abierto.

Si ya esas cifras son preocupantes, súmele a todos esos costarricenses que ya se cansaron de buscar trabajo, porque no encuentran, y que el gobierno llama “desalentados”. Bonito nombre para un grupo importantísimo de personas que el presidente quiere hacer invisibles, que no nos acordemos de ellos. O sea, la gente con problemas de empleo es mucho más: según otros cálculos expertos, en este momento 900 mil personas tienen problemas de trabajo, y cuando comience agosto superarán el millón.

El gasto y el endeudamiento a corto plazo provocaron también un aumento en la informalidad, en la cantidad de personas que trabajan por su cuenta, casi siempre sin seguro social y sin que el Estado sepa exactamente a qué se dedica. En el 2015, más de un 15% de la gente estaba en esta categoría, hoy es más del 18%, lo que equivale a más de un millón de personas, casi la mitad del total de ticos ocupados. Y pensar que antes éramos ejemplo latinoamericano, con una de las tasas de informalidad más bajas.

En lugar de reactivar la economía y la producción para crear más puestos de trabajo, el gobierno recurrió a la vieja fórmula de subir impuestos; pero esta medida solo logró que hubiera menos inversión privada. Y, sabrá usted, el sector privado es el principal empleador en este país, en otras palabras, les cortó las alas para volar.

Por si eso fuera poco, el gobierno sigue desangrando a algunas instituciones del país, las utiliza como caja chica para seguir con la fiesta del gasto y prefiere crear unidades de espionaje antes que echar a andar estrategias para generar trabajo y aumentar la confianza de la gente, del mercado y de las empresas.

Gasto sin objetivos, deuda, desempleo y pobreza van de la mano. No se deje engañar, desde antes la pólvora estaba lista y la mecha encendida, el Covid-19 solo la aceleró.

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Martes 21 Julio, 2020

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