Los asesores del César...

Las recientes controversias y salidas en falso del Gobierno de Carlos Alvarado ponen en entredicho no solo sus actos sino también a quienes tras bambalinas mueven los hilos gubernamentales.
La falta de evaluaciones ex ante en términos de impacto esperado, efectividad e incluso popularidad de sus iniciativas, así como sus efectos en el plazo inmediato, nos hacen cuestionarnos si las acciones que emanan de Casa Presidencial son producto de políticas públicas reales orientadas al beneficio del mayor número, o si por el contrario responden a impulsos motivados por coyunturas temporales o, aún peor, por pasiones ideológicas.
Si bien atravesamos tiempos convulsos donde el desprestigio de la clase política es pan de cada día, y donde el interés de la ciudadanía en la búsqueda de información veraz y objetiva de la realidad del país resulta poco o nulo, la Administración Alvarado Quesada no puede obviar el control de los medios, de la oposición y de un sector poblacional que, independientemente de sus pretensiones, sí están atentos a lo que sucede alrededor de la política costarricense.
Altas jerarquías demandan altas decisiones, pero también altas consecuencias. Es por esto que los Poderes del Estado deben ser asumidos por personas con capacidad, experiencia y conocimiento de la cosa pública, a fin de que los resultados del ejercicio del poder sean positivos para gobernantes y gobernados. De igual manera, no deben olvidar el alto grado de responsabilidad política que conllevan estos cargos, razón por la cual, más que completar listas por compromisos, es necesario rodearse de profesionales que entiendan su posición, se alineen con los objetivos institucionales y jerárquicos, y, sobre todo, mantengan plena consciencia de que los errores cuestan caro y por lo tanto cada decisión o recomendación debe ser pensada en función del interés público y no del suyo propio.
Por ello, es recomendable que el presidente Alvarado y su Gabinete hagan un alto en el camino y revisen quiénes están teniendo mayor incidencia en la toma de decisiones estratégicas y cuáles son sus fines reales. En ese sentido, el proceso de revisión y remoción de mandos que realizó el ministro Chaves en Hacienda es una decisión responsable y acorde con la realidad institucional, toda vez que los jerarcas deben primeramente sentirse acuerpados y seguros del equipo que les rodea. Evaluaciones como estas debieran no solo replicarse en cada institución, sino practicarse de manera periódica.
Particularmente, es también recomendable la revisión de atestados y experiencia en el sector público de aquellos jóvenes (y otros no tanto) que, a pesar del ímpetu que pueden impregnar a las campañas políticas, no necesariamente logran “cambiar el casete” para asumir con la responsabilidad requerida los cargos de asesoría y planificación estratégica del más alto nivel, donde los errores pasan facturas muy caras. Y es que, para lamento de los costarricenses, los gobiernos del PAC distan mucho de estar conformados por “el mejor equipo”, tal y como pregonaron hace 6 años. Basta con recordar los casos de los asesores que pretendían usar recursos públicos en campañas políticas, la gran cantidad de cambios que han ocurrido en el Gabinete Presidencial durante el último año, o el más reciente “Cafecito con oro” en Dubái.
Es precisamente en estos casos donde la famosa frase de Cayo César adquiere más sentido: “La mujer del Cesar no solo tiene que serlo, sino también aparentarlo”. En otras palabras, las posiciones de confianza y asesorías estratégicas no pueden ser un experimento; deben ser ocupadas por personal con el nivel necesario para responder con responsabilidad y profesionalismo a sus cargos. En estas jerarquías no puede haber experimentos ni prácticas profesionales. Están en el Gobierno Nacional, no en la ruta de la alegría.

*Politólogo

PERIODISTA:

EMAIL:

Lunes 24 Febrero, 2020

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Nathanael Mejía Z.*