¿Politizar el OIJ o seguir el mismo camino?
Editorial
La inminente salida de Francisco Segura, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), pone en la palestra algunos nombres para sustituirlo.
Por ser la única policía dedicada a la investigación de delitos en el país está claro que la elección de su nueva cabeza será de vital importancia por los casos que pasan por sus manos.
Lo sabido es que algunos grupos quieren apoderarse de dicho puesto, incluso desde adentro ya se mueven montañas para que su candidato tenga el lugar asegurado.
Agentes con años de experiencia en jefaturas, otros ya retirados pero que nunca tuvieron la oportunidad de dirigir el OIJ y hasta personas que nunca pertenecieron a este grupo policial pero que siempre pretendieron hacerlo por su cercanía en el Poder Judicial pugnan por ocupar ese puesto.
Uno de los grupos está conformado por personas cuyos nombres no se hallan muy limpios, de hecho actualmente ocupan altos rangos dentro del OIJ y su ascenso ha sido evidente con el impulso del actual jerarca.
Por otro lado hay algunos policías jubilados que ocuparon un cargo de alta posición pero nunca optaron por alcanzar la máxima plaza por temor a la argolla que reina en muchas instituciones estatales.
Uno de los que tuvieron más retumbos es un tercero cuyas aspiraciones siempre han sido a lo más alto, a tener el poder y control de todo lo posible en sus manos.
Pero la turbulencia no llegó precisamente por sus aspiraciones sino por su reciente pasado político, el cual no es muy bien visto desde algunas ventanas judiciales por un tema de transparencia, al menos así lo mencionan.
Sin embargo, y aunque parezca contradictorio, otro sector ve con buenos ojos esta candidatura por su experiencia judicial, pues pese a no tener pasado en la policía de investigación, sí lo tiene dentro de ese poder del Estado en otras funciones.
Con esto no se tiran las balas al aire diciendo que no tenga capacidad para asumir dicha silla, todo lo contrario, cualidades pueden sobrarle pero se deben analizar todos los puntos de vista y eso les corresponde a los magistrados a la hora de la elección que ya se aproxima.
Pero es aquí donde surgen algunas dudas: ¿debería politizarse la policía?, ¿debe seguir el OIJ por la misma línea de los últimos dos años o deben buscar los magistrados un refrescamiento en el poder del OIJ?
Quizás el término “policía politizada” puede ser fuerte, pero no se puede negar que la política y las investigaciones criminales no nacieron para crecer juntas, vienen siendo como el agua y el aceite, claro, haciendo referencia a la única policía que tenemos en el país, encargada de asestar golpes a bandas que cometen asesinatos comunes hasta las del crimen organizado.
Uno de los puntos a tomar en cuenta para esta elección es la gestión del actual jerarca, quien llegó en su momento diciendo que pretendía para el OIJ una escuela judicial de verdad y una reforma a la ley orgánica de esa institución.
Pero hoy, a 42 días de su salida, ninguna de sus dos máximas luchas es tangible, quizás en parte por dedicarse a pugnas sin sentido contra la prensa y obstaculizar en muchas ocasiones su importante trabajo.
A la fecha no pareciera seguro lanzarse por la misma línea de administración, pero a fin de cuentas son los magistrados quienes deben ponerles el ojo a los candidatos cuando se haga el concurso, a pesar de que ya muchos ponen a sus favoritos como finalistas, entre ellos los tres grupos mencionados.
Francisco Segura no ha salido de su despacho, pero la pugna por el puesto que dejará empezó cuando se supo de su jubilación, incluso desde antes, cuando la noticia tenía eco en los pasillos de la Corte, por eso lo que se avecina es mucho más interesante, tomando en cuenta las opciones que se barajan desde ahora.
