El abuso infantil se puede prevenir
Editorial
A quienes somos padres de familia en los últimos meses, por no decir años, nos duele ver las redes sociales o los medios de comunicación porque no hay día que no salga la noticia de un niño muerto en enfrentamientos por drogas o conflictos familiares.
Además continuamente son víctimas de abusos y violaciones, que no solo los marcan de por vida, sino que también en muchos casos los convierten en potenciales abusadores.
Es alarmante que de enero a julio de este año el Patronato Nacional de la Infancia reporte 1.980 abusos sexuales contra personas menores de edad, los cuales se deben principalmente al confinamiento producto de la pandemia.
Esta cifra nos preocupa y nos hace preguntarnos qué pasaba antes, cuando mucha gente no denunciaba y otro tanto callaba por vergüenza o por no sufrir una represalia.
Es indignante percatarse de que muchos aprovechan la pandemia para acercarse a los menores, abusarlos y quedarse tranquilos porque saben que los tienen bajo control ante el escenario de que muchos aún no van a clases todos los días. Algunos no salen ni a la puerta, entonces las violaciones se quedan entre cuatro paredes.
Cada vez son más los tíos, padres y abuelos que aprovechan esta cercanía para aplicar ese poder que tienen sobre los menores, amenazarlos, amedrentarlos y hacerles creer que son los culpables de lo que les sucede.
Otro tema preocupante es que muchas madres prefieren la compañía de un hombre que el bienestar de sus hijos.
Es indignante que precisamente la persona que se supone debe velar por que estén bien les dé la espalda de esa manera solo por tener una pareja. Es doloroso si se toma en consideración la edad de las víctimas, pues muchas veces les resulta imposible defenderse.
Pero es aún más preocupante que la mujer defienda a un compañero con historial al sumar una colección de delitos como homicidio, amenazas agravadas, agresión calificada y robo agravado. Lo único que le faltaba en el expediente era violación.
Parece que los padres ya no podemos confiar en nadie, no podemos descuidarnos unos segundos porque no sabemos qué le pasa por la mente a nuestro prójimo.
Es importante tomar en cuenta lo que les sucede a nuestros hijos, lo que sienten y cómo se comportan porque estas son las principales señales de alarma. Cómo puede ser posible que quienes primero se enteran de los abusos sean los educadores.
Las mujeres debemos tener algo muy claro: hombres pueden pasar muchos por nuestra vida, sin embargo hijos solo los que Dios decidió encomendarnos. Entonces nos preguntamos cómo alguien puede ser capaz de hacerle daño a un ser inocente, que no debería moverle ni una hormona, pues tan solo se trata de un infante.
Precisamente por esa razón los padres de familia debemos ser vigías sempiternos. No debemos permitir que terceros les hagan daño a nuestros hijos.
Son crueles las estadísticas de los niños víctimas de violación en nuestro país. San José y Limón lastimosamente rompen los récords, son los lugares en que más casos se registran, según el Organismo de Investigación Judicial.
Ante este oscuro panorama nos cuestionamos dónde estaban los responsables de estos menores, que quedaron marcados de por vida por las sucias manos de un agresor sexual.
Toda violación o abuso sexual se convierte en un evento traumático, más cuando se trata de un niño o adolescente, pues están en una etapa de formación física y psicológica.
Otra incógnita es ¿qué les pasa por la cabeza a estos seres inescrupulosos para sentir placer al abusar de un menor de edad? Son personas en proceso de formación, que inspiran un sentimiento de ternura y requieren protección.
En definitiva, quien se atreve a abusar de un niño es un monstruo y necesita ayuda psicológica. Sin embargo en la mayoría de los casos esas personas creen que quienes están mal son aquellos que no piensan como ellas.
La idea no es montar una persecución a todos los que nos rodean, pero sí prestar atención a quiénes acompañan a nuestros hijos y qué hacen con ellos porque a menudo los agresores aprovechan la inocencia de los menores para cometer sus fechorías.
Por eso cuando su hijo le diga que alguien está abusando de él créale, dele todo el apoyo y hágale saber que no está solo, que cuenta con usted.
No olvide denunciar y haga que el agresor pague ante la justicia porque no es justo que este tipo de personas anden sueltas saciando sus bajos instintos.
PERIODISTA: Redacción Diario Extra
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Jueves 02 Septiembre, 2021
HORA: 12:00 AM
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