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Opinión

Reflexiones con motivo de un extraordinario honor

Alternativas / Miguel Ángel Rodríguez

En estos días, viví un conmovedor acto con la presentación de un libro de ensayos de connotados miembros de la Academia de Centroamérica publicado en mi honor. Es inmensa e imborrable la gratitud de mi familia y mía con la Academia, con sus Presidentes, saliente y entrante, con los autores, con las dos personas que en el acto se refirieron a mi vida desde el punto de vista de un coetáneo y de una integrante de una generación mucho menor, y con las demás personas que hicieron posible el libro y su presentación.

La Academia de Centroamérica en sus 52 años de fructífera existencia ha sido una abundante y profunda fuente de conocimientos aplicados y aplicables para el diseño de eficaces y eficientes políticas públicas. Por eso, además de reconocer y agradecer el libro, su contenido y la generosidad de su presentación, me permití en ese acto agregar un comentario respecto al ambiente en que hoy nos toca adoptar y ejecutar las políticas públicas convenientes para el día después de la pandemia.

Comparto ese comentario.

“Vivimos, me parece a mí, tiempos de desconfianza, de pérdida de fe en el conocimiento, de relativismo extremo que afecta hasta a los hechos. La voz de los conocedores y de las élites ha perdido audiencia. También se acrecientan un egoísmo insolidario y cambios culturales que afectan el arraigo de las personas en sus familias y comunidades. Las redes sociales y otros cambios fortalecen esas características muy nocivas para la cohesión social, la libertad, el estado de derecho, la toma de adecuadas decisiones políticas. La ineficiencia de las democracias frente a los problemas cotidianos de sus ciudadanos y la corrupción fortalecen esos rasgos sociales. Me preocupa algunas similitudes entre este clima y el que se desarrolló entre las dos guerras mundiales del siglo pasado.

Para evitar mayores daños deberíamos revertir estas características que nos afectan, que compartimos con muchas naciones de América y de Europa, y que en su esplendor se manifiestan en populismos de derecha y de izquierda.

No es tarea fácil. Sí es fácil perder la confianza en los demás y el aprecio por normas de convivencia que sostienen el estado de derecho y la democracia. Es fácil caer en el egoísmo. No lo es ser solidarios con los demás y reivindicar los deberes de la fraternidad y la amistad social. Es fácil tener excusas para no ocuparnos de las necesidades de otras personas y para rehuir la cooperación con las causas comunitarias.  

Gran parte del esfuerzo para evitar seguir en un camino que nos puede llevar a encontrar graves males es un esfuerzo ciudadano. Es atender el llamado a ser mejores, amar al prójimo y asumir responsabilidad por los temas públicos. Gran parte es de políticos, gobernantes y partidos que, con seriedad, transparencia, uso del conocimiento y estricto cumplimiento con la ética y las normas jurídicas, deben dar respuesta al clamor de los votantes. Y otra buena parte del esfuerzo es no desmayar en generar el conocimiento aplicado, que nos permita evaluar con alto grado de objetividad las políticas públicas y dar información asequible a los ciudadanos y a los tomadores de decisiones para facilitar que se escojan las mejores.

Hoy en medio de la muerte, el dolor, el desempleo, la pobreza, la frustración y la ira, que nos causan viejos problemas que arrastramos y la terrible pandemia que sufrimos, no solo es necesario abandonar el camino que nos puede llevar al despeñadero, sino además acelerar el paso en el buen sendero que nos lleve a un Gran Reinicio en que con adecuadas políticas públicas logremos superar tan duras realidades.

En la tarea de facilitar la adopción de políticas públicas eficaces y eficientes, la Academia de Centroamérica ha venido cumpliendo un muy importante rol, gracias al esfuerzo de sus directores e investigadores. Estoy seguro que lo seguirá haciendo”.

Contamos y contaremos -no lo dudo- con información y conocimientos para escoger los mejores senderos para el bien común y personal.

Pido a Dios que la fraternidad, el amor a la dignidad y a la libertad de cada persona, el uso cuidadoso del conocimiento, el dominio de las pasiones y las ambiciones desordenadas y la consciencia de nuestras responsabilidades y limitaciones, guíen nuestras acciones ciudadanas, nuestras relaciones con los demás, los procesos electorales que ya vivimos y las actividades del gobierno, de los partidos, de los grupos de interés.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Lunes 26 Abril, 2021

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Miguel Ángel Rodríguez

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