Diario Extra - Perlin le trunca sueño de ver hijos profesionales

Hacía apenas cuatro días que don Minor Bonilla Lezama, de 42 años, aceptó un nuevo trabajo como vendedor de huevos con la esperanza de tener un mejor ingreso económico para poder ayudar a sus hijos en los estudios, pues soñaba con verlos convertidos en profesionales.
Él fue una de las personas fallecidas la tarde del lunes en el brutal accidente de tránsito ocurrido en Bijagua de Upala, Alajuela, en que una carga de perlins cayó de una plataforma y se incrustó en la buseta que conducía junto a una señora y su hija.
Don Minor era vecino de Barrio La Cruz en Liberia, Guanacaste, estaba casado, y desde el año pasado quedó desempleado, pues laboraba como bartender en un hotel de la zona, sin embargo, su contrato, así como el de su esposa, se lo suspendieron como consecuencia de la afectación económica generada por la pandemia en la zona.
De acuerdo con el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), la otra persona fallecida en el violento hecho es Azucena Robledo López, quien tenía 38 años. Además, a la mujer sobreviviente se le identificó con el apellido González, de 54 años y madre la occisa. Ambas de nacionalidad nicaragüense, residentes en el país y también vecinas de Liberia.

LINGA SE REVENTÓ

Tras inspeccionar la escena, los agentes judiciales a cargo del caso emitieron un reporte preliminar en que indicaron que, al parecer, la tragedia habría ocurrido debido a que se reventó una de las lingas que sostenían los materiales de construcción.
A eso de las 4:30 p.m. los tres viajaban en un microbús en sentido Upala-Bijagua cuando en una curva, cerca de una planta hidroeléctrica, se encontraron con un camión que venía en el carril contrario con la carga de perlins en la parte trasera. Fue en ese momento cuando en apariencia se reventó una de las amarras siendo que de inmediato los materiales se desprendieron y la mayor parte se incrustó en la buseta, provocando que la peor parte se la llevaran Minor y Robledo, esta última viajaba en los asientos traseros.
DIARIO EXTRA conversó con Nidia Bonilla, hermana del hoy fallecido, quien explicó que el miércoles el señor empezó en ese nuevo trabajo como vendedor y distribuidor de huevos, siendo que el lunes era su cuarto día. Precisamente cuando sucedió el accidente ya iban de regreso para sus viviendas en Liberia, esto luego de entregar unos pedidos en diferentes negocios en Upala.
Tras escuchar el escándalo de la caída de los perlins, los lugareños salieron de sus casas para auxiliar a las víctimas mientras llegaban a la escena los cuerpos de socorro a los que ya habían alertado.
Según dijo Marcos Barrientos, paramédico de servicio privado, en la emergencia se trabajó en conjunto con el Cuerpo de Bomberos y Cruz Roja, incluso, fue necesario utilizar equipo hidráulico para tener acceso a los pacientes.
No obstante, pese a los esfuerzos, don Minor y Robledo ya habían fallecido producto de las graves lesiones que les ocasionaron las pieza de metal, en tanto, González quedó atrapada en el asiento del acompañante sufriendo importantes heridas que motivaron su traslado al Hospital de Upala.
En el hecho también se vio involucrado un tercer vehículo de doble tracción cuyos ocupantes resultaron ilesos, solo se reportaron daños en la parte frontal del automotor.

ILUSIÓN

Según contó Bonilla, don Minor quien era el menor de 10 hermanos, estaba muy ilusionado con el nuevo empleo, pues desde que sus hijos nacieron siempre les manifestó su deseo de verlos convertidos en profesionales y para esto sabía que debía esforzarse mucho para tener los ingresos económicos necesarios.
Para esta familia los últimos meses han sido unos de los más difíciles, pues debido a la pandemia la mayoría de sus miembros están sin trabajo.
“Desde hace 15 años él trabajaba en hoteles como bartender, pero como por la pandemia cerraron todos los hoteles de la zona, entonces él y otros parientes se vieron muy afectados en sus trabajos, porque unos son cocineros, otros guías turísticos aquí en Guanacaste”, reveló Bonilla.
A pesar de esa situación, el señor no se quedó de brazos cruzados y se puso a buscar los medios para generar ingresos y lo primero que estuvo haciendo fueron muebles para venderlos.
Justamente, debido a esa circunstancia la hija mayor de don Minor tuvo que suspender sus estudios en la universidad donde estudiaba microbiología, pues no tenían medios para pagar las materias. Incluso, ella se vio en la necesidad de buscarse un trabajo en un supermercado para ayudar a sus padres.
“Su sueño siempre fue que sus hijos se convirtieran en profesionales. Eso hablamos ahora con ellos que tienen que determinar de estudiar si quieren que se cumpla el deseo de su papá, les dijimos que vamos a ver como los apoyamos para que terminen con la meta”, sostuvo Bonilla.

MUY QUERIDO

Al confirmarse la muerte de don Minor, vecinos y amigos no escatimaron las muestras de apoyo hacia sus familiares, así como los mensajes externando su dolor por el trágico hecho.
“Nos motiva mucho todas las llamadas que hemos recibido, incluso de gente que no conocemos hablando maravillas, a él solo le decían ‘Mi Rey’, porque así trataba a la gente, siempre con un gran carisma. Tenía una linda sonrisa, fue una persona amable, trabajadora, un padre excelente, sus hijos están desechos, él vivía para ellos”, expresó.
Bonilla también recordó que el 2 de enero fue una de las últimas veces que vio a don Minor cuando se reunieron para celebrarle el cumpleaños a una de sus hermanas. Ese día la abrazó fuertemente, conversaron y rieron recordando viejas anécdotas.
Asimismo, aseguró que cada vez que tenía tiempo libre su hermano se dedicaba por completo a sus hijos con quienes solía ir a pescar. Es así como tras velar su cuerpo este martes procederán a incinerarlo para luego esparcir parte de sus cenizas en playa Ocotal, un lugar que siempre visitaba con su familia por lo que en vida les manifestó que esta era su última voluntad.