Defender a la defensora es defender la democracia
Freddy Mauricio Montero M*
Costarricenses, las recientes persecuciones y vejaciones a las cuales ha sido sujeta la Defensora de los Habitantes resulta ya indignante, solo por el hecho de tener una visión diferente y descomplaciente con el gobierno de la República. La Defensora de los Habitantes, ha puesto su voz en alto contra los excesos del gobierno para el caso de la UPAD, así como con los desórdenes administrativos de la CCSS en el marco de la pandemia, y estos elementos incomodan a las autoridades de gobierno. De igual forma, la Defensora está actualmente intentando abrir la institución a la sociedad civil, y acabar con las gollerías que en el pasado han protegido a los mandos medios de la institución, quienes han administrado la institución a su antojo, como si la Defensoría fuese su activo personal.
Más recientemente, nos llamó poderosamente la atención los acuerdos bajo la mesa suscritos por el Grupo Nación y el Gobierno de la República, en lo referente al tren eléctrico, lo cual nos destapa la existencia de una serie de negociaciones tomadas a espalda de la ciudadanía, negociaciones de las cuales al pueblo le tocaría pagar la cuenta. Llama la atención de que el PAC haya amarrado este tipo de acuerdos con los grupos dominantes del país, olvidando totalmente su ideología de otrora de la “acción ciudadana”, haciendo ahora exactamente lo mismo, o más, que tanto criticó en el pasado de los denominados “partidos tradicionales”. Y ahora, viendo esta situación, queda claro para nosotros las razones que han justificado los virulentos ataques de La Nación contra la Defensora, siendo que ella parece sobrar en el marco de los acuerdos bilaterales entre Casa Presidencial y el Grupo Nación.
Duele ver a un partido político en el poder que demuestra haber perdido su rumbo ideológico, y duele además ver a la prensa manipulando a la opinión pública para obtener sus propios intereses, aunque eso conlleve la deposición de la Defensora de los Habitantes de la República; esto es una afrenta a la democracia nacional, y lesiona el respeto por la libre determinación de la ciudadanía. Duele que los diputados y diputadas de la República se presten a este vil juego de poder, y que asombrosamente en cuestión de horas instaurasen la Comisión para lapidar a la Defensora, con tal de ofrecer su cabeza en una charola a los poderes políticos, económicos y burocráticos dominantes.
Ya veremos qué pasa con este linchamiento público, del cual por suerte la Federación Iberoamericana de Ombudsman lleva seguimiento y control, y tal pareciese ser que esta es la única organización capaz de velar, desde afuera, lo que se está tramando a lo interno de este país.
Costarricenses, abramos los ojos, seamos capaces de ver lo que está sucediendo con este caso, no nos dejemos embaucar por las verdades a medias y las mentiras retorcidas con las cuales nos están invadiendo los grupos dominantes; reconozcamos la manipulación cuando la tenemos frente a nuestro rostro, y demandemos respeto a nuestros gobernantes. Debido a lo anterior, es que digo con seguridad que defender a la Defensora es defender la Democracia costarricense.
*Antropólogo Social – Politólogo
