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Opinión

El futuro del agua o el agua del futuro

Juan Carlos Mora Montero*

Pareciera un parafraseo el título de este artículo, sin embargo, ambas cosas se están definiendo en estos días en el Congreso de la República de Costa Rica; lástima que sea un momento en que la gran mayoría no podamos concentrarnos en el debate legislativo por estar atendiendo la crisis sanitaria.

Es por un lado el futuro del agua porque se están tomando decisiones en el presente de cómo se legislará el tema del agua y el recurso hídrico a futuro. Pero también se está definiendo el agua del futuro porque se establece la forma como vamos a proteger el recurso hídrico, cómo vamos a dar utilización al agua residual, cómo vamos a incorporar el cambio tecnológico en el ámbito del agua, cómo dar un valor económico al agua, cómo incidir sobre la cultura de las personas para hacer un uso más eficiente del agua, entre otras cosas.

Decidir el futuro del agua dadas las señales débiles y fuertes que nos da la afectación por el cambio climático, el crecimiento de la población y su concentración en grandes ciudades, la necesidad de producir alimentos, la atención de la demanda de agua para el desarrollo turístico, la generación eléctrica, el consumo humano, representa hoy una de las decisiones más estratégicas del país. Una decisión que, por sus alcances, tiene una capacidad disruptiva alta sobre el futuro de todas las personas que habitamos este país y las que nos visitan año a año, una decisión que por lo tanto no debería tomarse en este momento.  La máxima establece que en tiempos de crisis no se deben tomar decisiones que comprometan o pongan en riesgo el futuro de una nación, de una empresa o de una institución.

En tiempos de crisis, señala Jared Diamond, se deben de tomar las decisiones valientes que nos permitan salir adelante; sin embargo siempre debemos tener el optimismo de que se va a salir adelante y que entonces necesitaremos un mundo donde vivir, un empleo, una escuela donde volver, un hospital, una pensión, agua en calidad y cantidad suficientes para los diferentes usos.

El texto 20212 que se encuentra en el Congreso para ser visto por el Plenario, denominado “Ley para la Gestión Integrada del Recurso Hídrico”, será la base de la política pública que este país formule en el tema hídrico para enfrentar las vicisitudes que nos traiga el cambio climático en el tema del agua y el recurso hídrico; y por ello debemos asegurarnos de que sea el instrumento visionario que nos de las fortalezas para construir el futuro y no ser más bien víctimas de este.

Para los habitantes de este país, que hemos visto, especialmente a partir de 1992 como Costa Rica destaca por haber suscrito todos los compromisos en materia de la protección del recurso hídrico y el uso del agua, que hemos visto declarar el derecho humano al agua y llevarlo a la Constitución Política, nuestro sistema institucional nos da mucha seguridad de que el futuro del agua está en buenas manos. 

No obstante, debe tenerse plena claridad de que un marco jurídico nuevo en materia de aguas no es la “pomada canaria” o la “piedra de la resurrección” en el tema hídrico. Conjeturando, como decía Jouvenel, puede acercarnos a un mejor futuro o alejarnos de este y llevarnos adonde no queremos ir como sociedad.

La ley no resolverá las deficiencias en algunos de los servicios públicos relacionados con el agua, la ley no resolverá la cultura consumista de las personas, ni las pérdidas de agua potable por fugas; es decir, un marco jurídico es importante, pero se trata solo de una pieza dentro de un rompecabezas muy complejo que se tiene en este país en el tema de las aguas.

Finalmente, los marcos jurídicos no solo deben legislar para atender el presente; sino que deben ser el producto de un análisis prospectivo; es decir de una valoración técnica y científica del agua del futuro. ¿Cuántas personas demandarán agua para consumo humano en el 2040? ¿Cuáles serán las actividades productivas de mayor demanda? ¿Cuáles son los sitios que deben ser protegidos porque alojan acuíferos? ¿Cómo participarán las personas y las organizaciones en la toma de decisiones sobre el agua? ¿Cómo garantizar la resolución de los conflictos que se generarán por el agua como recurso de uso común escaso, y de presencia desigual en las diferentes zonas? ¿Cómo garantizar que pobres y ricos tendrán igualitarias condiciones de acceso al agua?

En fin, son tantos los temas que deberán valorar las señoras y señores diputados en estos días sobre el tema de las aguas que preocupa que lo hagan en medio de una agenda tan llena de urgencias por la pandemia.

 

*Profesor EPPS-UNA

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Miércoles 12 Agosto, 2020

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