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Opinión

El acoso debe salir de las aulas

Esta semana se dio por iniciado el curso lectivo 2020, nuevamente los pasillos se llenaron de gritos, alegrías, carreras, juegos, ganas de estudiar y de aprender. 

Más de 900 mil estudiantes volvieron a las aulas cargados también de los nervios, incertidumbre, esperanza y emoción de ver a los compañeritos o de conocer a personas nuevas.

Sin embargo, a este hecho tan importante a nivel nacional le acompañará un invitado no tan querido: el bullying, que provoca que muchos niños y adolescentes consideren que ir a clases es una tortura. 

El bullying, también llamado matonismo, es un comportamiento negativo que se ha popularizado en Costa Rica y el mundo. 

Es un término anglosajón que significa amedrentar, consiste en violencia, exclusión social y discriminación por parte de jóvenes matones; lesiona estudiantes que se encuentran en desventaja porque son menores, tímidos o sensibles. 

Pero también por su apariencia física, su género, orientación sexual, gustos, credo religioso, en fin, por mil y una razones hay agresiones dentro de los salones de clases. 

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Costa Rica ocupa el segundo lugar en la lista de países con mayor porcentaje de este acoso. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló el año anterior que para el 2025, la causa de al menos 850 mil suicidios de menores será el bullying, cifra que es absolutamente espeluznante. 

El Ministerio de Educación Pública (MEP) indicó el periodo anterior que las denuncias que recibieron al 2017 daban cuenta de unas 34 mil, si bien los números indican que ha bajado, lo cierto es que las cifras negras pueden ser hasta tres veces mayores, el silencio es el cómplice de las agresiones. 

Hay quienes les restan importancia a estas acciones, lo ven como un juego de niños, pero están equivocados, el bullying es un comportamiento tirano, ejercido por personas de corta edad que ha tomado un auge abrumador, al extremo que invade ya las redes sociales y sirve como mecanismo intimidatorio fortaleciendo el crecimiento y desarrollo de líderes negativos. 

Es una problemática que pese a estar plenamente reconocida por padres, estudiantes, docentes, orientadores y directores, así como por autoridades de educación nacional, no se detiene, por el contrario, el avance de la tecnología ha propiciado que el acoso escolar sea mayor, pues el potencial de divulgación es abrumador. 

Precisamente desde esta primera semana de clases se debe abordar, hablar directo y conciso con los estudiantes y enseñarles cuáles son las consecuencias de este tipo de prácticas. 

Sería muy acertado que las escuelas y colegios de todo el país incorporaran en sus bienvenidas del año y en los calendarios una actividad tendiente a ver el tema, hablar de las repercusiones sociales que genera y explicar que también hay sanciones que pueden y deben aplicarse de oficio ante situaciones como esta.

No hay que esperar a que comiencen a llegar a las direcciones las primeras quejas, padres molestos, víctimas llorando, cuando se trata de bullying la intervención debe ser inmediata. 

El acoso escolar es un verdadero inconveniente y carece aún de abordaje responsable y oportuno de parte de todos los actores sociales, eso debe corregirse prontamente. 

Si el país es posee un sitio poco privilegiado en la lista de la OCDE, ya era hora de que el MEP hubiera reformado ese pequeño panfleto al que llaman protocolo, pues es escueto, insuficiente y parcializado.

Son apenas seis páginas que en los casos denunciados no se cumple, por el contrario, expone a la víctima en una buena parte de los casos a la desmotivación, el abandono institucional y el temor. 

No aborda ese documento la realidad del problema, está enfocado a los docentes para socorrer a los afectados, no contempla un capítulo basto de información para el padre y el mismo estudiante. Comenzando porque se quedó en las aulas y nunca llegó a manos de los padres o encargados.  

Seguimos cortos en acciones, 

Estamos en pañales, el bullying penetra los salones de clase sin que haya soluciones contundentes. Estamos frente a un comportamiento respaldado por la negligencia social que, pese a estar legislado, las acciones para minimizarlo resultan insignificantes.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Sábado 15 Febrero, 2020

HORA: 12:00 AM

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