Si el trabajo doméstico no remunerado en Costa Rica se pagase significaría que las mujeres producirían a la economía la nada despreciable cifra de ¢5,9 billones, lo cual representa un 71,8% del valor total entre las actividades que se midieron.
Este es tan solo uno de los resultados que se recogieron en el primer Estudio de la Cuenta Satélite del Trabajo Doméstico No Remunerado (CSTDNR), el cual concluyó que estas actividades representan en equivalencia un 25,3% del Producto Interno Bruto (PIB) del país.
Los datos señalan que por su parte los hombres generarían un aporte con las actividades que realizan de ¢2,4 billones para un valor porcentual del 28,2%.
Esta herramienta estadística se elaboró utilizando como base los números que en 2017 reveló el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) en su Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT); además, los datos en valoración monetaria y de tiempo responden justamente al mismo periodo.
Cuando estos datos se descomponen por distribución del tiempo se logra observar que las mujeres destinaron un promedio de 73,6 horas semanales a labores del trabajo doméstico no remunerado mientras los hombres apenas 29, que al verse en porcentajes muestra que el género femenino destina 71,8% de su tiempo y los hombres 28,2%.
Para las autoridades del Banco Central, encargados de realizar la medición de las estadísticas, ese estudio permite dimensionar el nivel de desigualdad en producción que está generándose en la economía nacional.
“Tenemos puntos ciegos en el PIB que si bien es una herramienta útil es insuficiente y hay que complementarla, justamente el esfuerzo que se está haciendo con estos instrumentos es ese y tener mejores medidas del bienestar macro”, explicó Rodrigo Cubero, presidente del Central.
ACTIVIDADES PREPONDERANTES
Algunas de las actividades de este trabajo doméstico no remunerado que se midieron incluyeron aspectos como: preparación de alimentos, limpieza, mantenimiento de bienes, cuidado, formación de la niñez, mantenimiento del vestido, compras, pagos o trámites del hogar, entre otros.
En este particular se logró identificar que lo referente a la preparación de alimentos, la limpieza y mantenimiento de bienes concentran casi el 50% del total del tiempo que se dedica a esas actividades con 30,5% y 23,2%, respectivamente.
Por otra parte cuando se identifican la distribución por géneros en porcentajes del tiempo que se dedica a ambas actividades la desproporción en perjuicio de las mujeres es más que evidente, pues en el primer caso las féminas destinan 78,4% de su tiempo mientras el género masculino 21,6%; con respecto a la segunda actividad mayoritaria los porcentajes se distribuyen 67,4% vs. un 32,6% de los hombres.
Cuando estos datos porcentuales se convierten en números de horas que se dedican a ambas labores, la preparación de alimentos ocupa en el caso de las mujeres 27,9 horas a la semana, mientras en el hombre apenas 7,7. Entretanto la limpieza y cuidado de bienes las féminas destinan 18,1 horas mientras que los varones 8,8.
Es curioso como de todas las actividades que la cuenta satélite midió los hombres solo le dedican porcentualmente más tiempo que las mujeres a compras, pagos y trámites del hogar con 50,9% contra 49,1% de ellas, en términos absolutos eso significa 3,7 horas a la semana en comparación con las 3,5 de las féminas.
Ni qué decir cuando se habla de los valores económicos, pues en el caso de la preparación de alimentos alcanzaría un monto para las mujeres de 1,9 billones de colones, mientras que el de los hombres implica apenas poco más de ¢549 millones, según estimaciones del Banco Central.
MODIFICACIONES Y FUTURO
Si bien es cierto siempre se ha sabido del desbalance que las labores domésticas no remuneradas generan en perjuicio del género femenino para las autoridades que ahora se le otorgue un valor económico permite que iniciativas de orden legislativo o política pública ayuden a erradicar las divisiones sexuales.
Los números llegan justo después de que el pasado 8 de octubre los diputados aprobaron en segundo debate el expediente 21.296, que buscaba una modificación del artículo 36 del Código de Familia existente, el cual establece que ambos cónyuges son responsables de aportar en igual medida a la manutención del hogar si perciben ingresos económicos.
Asimismo dispone que aquel que desempeñe mayoritariamente las actividades del trabajo doméstico no remunerado en el hogar y el cuidado de hijos e hijas o familiares dependientes deberá considerarse como su aporte económico al sostenimiento del hogar en una proporción correspondiente.
“Siento que los datos duros que se expusieron aquí son una reivindicación justa para las mujeres de este país, siempre oí del cuento de un señor del censo que llega y toca al mediodía donde sale una mujer que no terminó con el almuerzo y le pregunta el encuestador: ‘Aquí, ¿quién trabaja?’ y ella responde: ‘Mi marido, yo no’ porque no tenía valor monetario.
Hoy lo estamos poniendo, lo cual no significa que está exigiendo su parte económica, pero ahora las mujeres sabrán que esas acciones están garantizando aspectos esenciales como es el equilibrio y estabilidad de los hogares”, manifestó Patricia Mora, presidenta ejecutiva del Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU), quien estuvo en la entrega de los resultados.
Rodrigo Cubero, presidente del Central, manifestó que si bien estos números no ingresan dentro las mediciones del PIB a futuro nuevas investigaciones permitirán identificar las causas de esas desigualdades que existen entre hombres y mujeres.
“Una de las acciones que podemos interpretar a partir de esto es fortalecer áreas como las redes de cuido, que son uno de las principales determinantes a nivel internacional sobre las altas horas que se dedican al cuido no remunerado, es la ausencia de una red de cuido tanto para hombres como mujeres, pero sobre todo considerando los datos de tiempo que revela esta encuesta es para el segundo grupo”, explicó Cubero.
Adicionalmente los datos constataron que la sumatoria de las horas de trabajo remunerado y no remunerado para hombres y mujeres termina con un balance de 59,1 a la semana en contraposición a las 67 que suma el género femenino, dicho de otro modo las mujeres tienen hasta una jornada de 8 horas más de trabajo no remunerado en contraposición con sus consortes.
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CRÉDITOS: Fotos: Jesús Ramírez
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Sábado 12 Octubre, 2019
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