¿Qué estamos haciendo para evitar la trata de personas?

Editorial

Una vez más en el país se da conocer la historia de una mujer oriental que era víctima de trata de personas, solo que en esta ocasión ella topó con la suerte de que por un tema médico alguien se enteró de lo que le estaba sucediendo.
El haber enfermado contradictoriamente fue su pase a la libertad, pues quienes la habían traído al país le permitieron ir al centro médico. Fue así como se encendieron las luces de alarma ya que no contaba con registro de ingreso ni documentos para saber quién era.
Afortunadamente esta mujer pudo volver a reunirse con su familia en China, tras el drama que le correspondió enfrentar, quizá en su intención de tratar de superarse y ayudar a los suyos a tener una mejor calidad de vida.
El proceso para retornar a su tierra natal no fue fácil, pues antes debían darle la atención necesaria para que pudiera valerse por sí misma, por lo cual la situación estuvo complicada, en especial por el tema del idioma.
Este caso nos hace pensar en cuántas mujeres y hombres están pasando por una situación similar en el país y cómo los ingresaron a Tiquicia para hacerlos vivir una pesadilla. Nos preguntamos entonces, qué están haciendo las autoridades de Migración para evitar estos ingresos.
Este no es el primer caso y posiblemente no sea el último, pues también se ha dado sobre otros orientales que estaban siendo explotados en restaurantes, supermercados e incluso en casas y fincas, donde son obligados a trabajar extensas jornadas, sin descanso ni pago. También sin la posibilidad de comunicarse con su familia, por lo que no pueden contar qué les sucede.
Esta situación no es propia de Costa Rica, también se da en otros países donde muchas llegan ilusionadas en procura de una mejor condición de vida, pero terminan convertidas en víctimas. Quienes los contratan les salen con el cuento que deben resarcirse del pago de los tiquetes aéreos, traslados y hasta los alimentos que aún no se han consumido.
Es importante que como país unamos fuerzas para que estas lamentables estadísticas no sigan en aumento, pues en lo que va del año se han reportado 10 casos.
De estos casos de explotación se reporta un 50% como dependientes de establecimientos comerciales, el 20% con fines sexuales y el 30% en servicios domésticos o de servidumbre.
Debemos estar vigilantes para que, en caso de observar situaciones anómalas en nuestro vecindario, lo denunciemos de inmediato y así evitarles dicho calvario a estas personas.
Urgen también campañas para que la gente entienda que nada en esta vida es gratis y que las oportunidades que se presentan como espectaculares pueden estar cargadas de desgracias.
Sabemos que en Costa Rica el tema laboral está bastante complicado, por eso precisamente hay que tener gran cuidado para no resultar víctimas de estos delitos.
Hay que tener muy claro que nadie ofrece trabajo en otro país, con boleto, hospedaje, comida y traslados sin ningún interés. Tengan por seguro de que alguna forma esos contratistas encontrarán extrañas maneras de cobrar tales ofrecimientos.
Muchas muchachitas inocentemente se deslumbran con estos ofrecimientos, especialmente en el campo del modelaje, en el cual les prometen dinero fácil, pero sospechosamente peligroso, cayendo incluso en la prostitución. En muchos casos son agredidas, privadas de libertad y sus castillos de hadas se desmoronan.
Este tema es sumamente importante que los padres de familia, maestros y profesores lo aborden con los menores de edad, en especial con las jovencitas, quienes por lo general son el blanco de estas organizaciones criminales.
Es importante también que las autoridades estén preparadas para atender este tipo de casos para que las personas pierdan el miedo a denunciar. Hay que animarlos para que se atrevan a hacerlo y de esta manera las autoridades puedan dar con estas organizaciones criminales y sus cabecillas.
Esta lucha implica un proceso completo que involucra a diferentes instituciones para llevar a buen término las operaciones de rescate, las cuales son imprescindibles para combatir este flagelo.