Casa Amarilla emprende cacería de brujas

Editorial

Si de algo puede jactarse el Partido Acción Ciudadana (PAC) es de la elasticidad de su ética y su moral. Se tiene total certeza de que los dos gobiernos de esta agrupación política han rebasado cualquier teoría capaz de justificar la inoperancia, la negligencia y el descaro.
No hay margen de error, el PAC es en definitiva uno más de los partidos políticos que llegaron al poder para tomarle el pelo a los ciudadanos, precisamente con la promesa de un cambio que nunca han logrado.
Y sin duda el partido de la acción ciudadana ha usado todas las artimañas que tanto criticó de sus rivales para golpear debajo del ombligo a los costarricenses sin ningún pudor ni reparo.
Más doloroso aún, se aprovecha de un segundo mandato para seguir poniendo en puestos políticos estratégicos a sus amigos, a un montón de pegabanderas que están dispuestos a todo con tal de figurar en el gobierno y hacerse de un poco de fama para luego lanzarse a los brazos de las consultorías internacionales y asesorías, o bien quedarse pegados con goma loca 30 años en la función pública.
Aquellos discursos de la trasparencia, del respeto a los derechos y las libertades, de la rendición de cuentas, del combate a la corrupción, de la idoneidad del funcionario público, la honorabilidad y la verdad se los llevó el viento en medio de un torbellino de dobles morales, comenzado con el presidente Carlos Alvarado.
El informe de clima organizacional que DIARIO EXTRA dio a conocer la semana anterior, y el cual revela comportamientos peligrosos por parte de Elayne Whyte Gómez mientras estuvo como embajadora en Ginebra, Suiza, no tenía por qué ser el secreto mejor guardado de la Casa Presidencial ni de la Casa Amarilla.
Por el contrario, el Gobierno y el mismo canciller, Manuel Ventura, como el jerarca del Servicio Exterior, tenían que haber sido los primeros en proteger al personal que estaba bajo el mando de esa diplomática en una relación catalogada como “hostil y violenta”.
Pero no, como si se tratara del perverso juego del gato y el ratón, los empleados de esa sede diplomática no tuvieron que aguantar solo los gritos, abusos y desprecios de quien fuera su jefa inmediata, sino que el Estado los dejó en indefensión, calló y permitió las amenazas, la violencia y el espionaje.
Como si fuera poco, se negó a dar declaraciones ante las incesantes consultas de este medio y más bien trató de desacreditar nuestra información sacando a relucir que Whyte era una trabajadora brillante, quien logró la firma del Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares, pero la verdad “una cosa son las papas y otras los chayotes”, y aunque fuera la mejor diplomática de Costa Rica, la violencia, la hostilidad y las amenazas a terceros no pueden encubrirse, permitirse ni alcahuetearse.
De no ser porque este medio de comunicación, El Periódico de Más Venta en Costa Rica, valiente y directo, dio a conocer de formar exclusiva el informe oficial de dos psicólogos que viajaron hasta Europa a evidenciar el desbordamiento de la señora Whyte, todo estaría en las gavetas, bajo llave y esperando posiblemente que otro ladrón, como sucedió la semana anterior, se metiera a robar papeles para decir que desapareció.
Lo que le correspondía al Gobierno y al Canciller era quitar de su puesto a la embajadora mientras se investigaba tal actuar, no coserse la boca y hacerse de la vista gorda para que el tiempo pasara y los datos del informe fueran cosa vieja y olvidada.
Y si el Presidente, como se dice en corrillos de la Casa Amarilla, sabía de ese informe y Manuel Ventura también estuvo siempre al tanto de lo sucedido, solo resta decir que obviaron sus responsabilidades, entonces acá no hay más que denunciarlos por incumplir deberes y favorecer a otro funcionario público.
Pero como bien dice el dicho “desde cuándo los patos pasaron a dispararles a las escopetas”: el Canciller anuncia que el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) tendrá que indagar quién, cuándo, cómo y dónde se filtró el tan misterioso documento a DIARIO EXTRA.
El Gobierno de Costa Rica, en vez de estar poniendo denuncias, debería investigar de forma expedita a los funcionarios de cualquier rango que permitieron semejante negligencia y vulneraron doblemente a trabajadores honestos de una sede diplomática, pero no, emprende una cacería de brujas.
¿Por qué brincar si el piso está parejo? El contenido de ese documento no era confidencial ni mucho menos, este medio de comunicación ventiló con toda la transparencia que le acostumbra información pública que reviste total interés para la ciudadanía y que los costarricenses tienen derecho a conocer de la A a la Z.
Estas acciones solo demuestran que perseguirán a funcionarios valientes que no tuvieron reparo en denunciar abusos de poder, que pusieron en manos de nuestros periodistas la verdad de los hechos acontecidos en Suiza, pero además evidencian miedo a seguir siendo ventilados y expuestos en su ineficiencia.
Qué extraña la actitud del señor Ventura, un reconocido jurista de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, cuando pretende perseguir a ciudadanos que denunciaron una mala acción del Estado; él más que nadie sabe que la libertad de expresión, prensa y el derecho de los ciudadanos a estar debidamente informados son irrenunciables.
¿Van a registrar oficinas, intervenir teléfonos fijos y celulares, buscar mensajes en WhatsApp y correos electrónicos? ¿Van a usar tácticas de presión a lo interno de la Cancillería para darse cuenta quién o quiénes filtraron el documento o van a violentar una vez más las comunicaciones de los periodistas que tuvimos acceso al informe que arruinó las aspiraciones de Elayne Whyte de sentarse en la silla de vicecanciller en tan solo un par de semanas?
Sin importar lo que sea, DIARIO EXTRA no dará un paso atrás. Tal como lo dijo Albino Vargas, secretario general de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), el Gobierno atenta contra la democracia al buscar sospechosos.
“La decisión del gobierno es un ataque a la democracia y una forma de limitar a funcionarios valientes que no les tiembla la voz para denunciar actos de corrupción. También es una amenaza a funcionarios cansados de la lentitud y burocracia de las instituciones públicas ante casos tan delicados como el que al parecer ocurre en Ginebra. Es un ataque a la democracia, porque si hoy en día lo que las democracias necesitan para revitalizarse es la transparencia, lo que se está haciendo es una intimidación no solamente contra los pueblos que quieren más transparencia, sino que atenta contra la democracia misma”, destacó el líder sindical, quien prometió que no abandonarán a los trabajadores acosados y violentados de esa sede diplomática.
Los ciudadanos pedimos a los gobernantes que hagan honor a sus puestos, es la hora de la transparencia, los ticos estamos hartos de ver cómo la corrupción nos pasa por encima, por debajo, por un lado y por el otro.
La Cancillería debe ser intervenida con urgencia y saneada. El día que eso pase, las notas positivas sobre la gestión de la política exterior encabezarán los titulares. Así los reconocimientos mundiales no tendrán que ser solamente los de hace 70 años, cuando abolimos el Ejército, o de hace 30 años, cuando el expresidente Óscar Arias Sánchez consiguió un Premio Nobel de la Paz.
Pónganse a trabajar, a dejar el nombre de Costa Rica en alto y dejen la cacería de brujas, que hacia ningún buen lugar nos llevará, ni nos dejará.
Más bien rindan cuentas, abran las puertas del servicio exterior al escrutinio y no acomoden más amigos en los escritorios de la ya desgastada Casa Amarilla.