Soy un hombre soltero de 38 años. Hace tres años empecé la mejor relación de mi vida. Paradójicamente, nos conocimos en un bar porque yo siempre he tomado mucho. Ahora, ella terminó la relación precisamente porque yo soy de los que me monto en la carreta y puedo pasar diez días, y hasta más, tomando. No la quiero perder, ella me dice que me quiere, pero no vuelve si sigo tomando así. Yo no puedo dejar de tomar.
La sociedad occidental es eminentemente etílica. El licor se usa en múltiples actividades de tal forma que desde la temprana infancia las bebidas se incorporan al ambiente familiar, social y laboral. La mayoría de las personas que toman licor logran controlar fácilmente su ingesta. Sin embargo, un porcentaje importante desarrolla francas adicciones de las que, todos sabemos, son muy difíciles de superar.
La ciencia no sabe específicamente por qué algunos que sufren severos problemas con alcohol logran dejarlo y otros, a pesar de múltiples intentos, sucumben reiteradamente. La mejor forma para superar esta dependencia es buscando ayuda, y probablemente Alcohólicos Anónimos sea la mejor opción.
Desde luego, hay ciertas facetas de la vida que pueden contribuir y motivar a alejarse de la bebida y tomar conciencia del enorme sufrimiento que viven la familia, los hijos y desde luego la pareja de una persona alcohólica. A veces, en el nombre de ese amor que se profesa a los seres queridos, se encuentran las fuerzas necesarias para superar la adicción, entendiendo que no podemos obligar a nadie a cargar con nuestra enfermedad y que, ante todo, la lucha empieza por uno mismo.
PERIODISTA: Redacción Diario Extra
CRÉDITOS: dr. Mauro Fernandez/ Un mundo sexual
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Sábado 14 Septiembre, 2019
HORA: 12:00 AM
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