Nosotros mismos nos estamos matando

Editorial

Cuando consideramos los constantes cambios en el clima, así como las enfermedades y los virus que atacan cada vez con más frecuencia y fuerza en épocas del año en las que antes no eran usuales, nos damos cuenta sin necesidad de ser expertos en materia de medio ambiente, que el planeta empieza a pasarnos la factura por los excesos cometidos en su contra.

Todas las veces que usamos productos que no son reciclables, tiramos la basura, desperdiciamos agua como si esta fuera un recurso inagotable, maltratamos a los animales, talamos árboles de manera indiscriminada, construimos donde la naturaleza no lo tiene permitido y así miles de acciones más, vamos generando poco a poco una catástrofe de la que no podremos escapar.

Entre estas amenazas que vamos provocando destacan los virus, que antes eran más fáciles de controlar, sin embargo, ahora atacan con gran poder y se han constituido en amenazas verdaderamente mortales. Aquello que algunos consideran una simple gripe se ha transformado en el último brote de virus sincitial.

Además, en nuestro país están reapareciendo enfermedades que estaban erradicadas. Por ejemplo, se reportaron 21 bebés con tosferina, se han dado casos de sarampión y conocemos otros de fiebre escarlatina.

Algunos considerarán que se trata de brotes usuales, no obstante, con los esfuerzos que ha hecho el país a lo largo de muchas décadas hoy nadie tendría que morir por este tipo de enfermedades que se suponía ya estaban erradicadas en Costa Rica.

Además, se supone que los padres de familia siempre están atentos a los cambios en la salud de sus hijos para que sus males no pasen a más. Lamentablemente, muchas veces se peca de confiados y creyéndose expertos reducen todo a un simple resfrío o un ataque de alergia, sin tomar en cuenta las consecuencias de obviar la atención profesional.

Con un panorama como este, se vuelve necesario hacer un llamado a los papás y mamás, especialmente de niños pequeños, para redoblar esfuerzos que los protejan de los virus estacionales y procuren como adultos no propagar este tipo de enfermedades.

Puede que algunos echen la culpa a otros factores, pero los principales responsables somos nosotros mismos, pues no implementamos las medidas de higiene al pie de la letra.

Recordemos que como adultos somos ejemplo de los más pequeños, así que nada nos cuesta proceder con cosas básicas como un adecuado lavado de manos, así como de los alimentos que vamos a consumir.

Se torna fundamental tomar en cuenta las recomendaciones de las autoridades de salud, como cuando emiten una alerta de no visitar lugares donde haya grandes aglomeraciones de personas, ya que no se refieren únicamente a lugares como estadios o centros comerciales, también es vital tener presente que donde haya más de 7 personas en un mismo sitio es propenso al contagio con virus.

Además, se debe poner cuidado cuando acudamos a ciertos establecimientos como sodas o restaurantes, siendo que a veces observamos que no se cumple con los protocolos de limpieza o de manipulación de alimentos. Sin embargo, pareciera que hacemos la vista gorda porque ni siquiera hacemos la observación a los encargados del negocio o a las autoridades de salud. Muchos recordarán a las abuelitas cuando se nos caía al suelo algo de lo que estábamos comiendo y nos decían ya no lo podíamos comer porque lo había chupado el Diablo, era un decir de aquellos tiempos, que al menos servía para que los niños no nos llevásemos a la boca alimentos contaminados.

Es hora de que todos pongamos de nuestra parte para así evitar más muertes de niños por causa de infecciones respiratorias, virus estomacales, diarreas u otros males, tomando las medidas de precaución necesarias y estar muy atentos a los cambios de clima que son el caldo de cultivo de muchas de estas enfermedades.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Lunes 18 Marzo, 2019

HORA: 12:00 AM