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Opinión

Las ocho piezas del rompecabezas dictatorial - Parte II

David Francisco Nani

4-Mayorías en ruina, pingües beneficios para unos pocos.

El modelo de la izquierda política, contrario a como lo describen sus defensores, tiene claros intereses, no nace de filantropías. Los “progres” dicen abanderar a los pobres, cuando en realidad viven de la pobreza, pues les justifica el trabajo, y sus recetas no ayudan a las personas, sino que crean dependencia y gavillas estatales responsables de endeudamiento público y economías tullidas. Costa Rica representa un ejemplo diáfano. Tiene 20 instituciones encargadas de combatir la pobreza, pero esta no disminuye. Dígale a un “progre” la necesidad de rectificar, se escandalizará. Pero ofrézcale trabajo en esas mismas instituciones, aceptará sin criticidad alguna. El Estado izquierdista ofrece una repartija de empleos a las burocracias, la cual abarca las intromisiones estatales en la producción (donde demostró su ineptitud), las interminables oficinas de permisos, y la represión pura (porque el modelo siempre fortalece el espionaje y los aparatos represivos). 

Dos datos puros y sonantes corroboran lo anterior. Ningún país socialista logró jamás erradicar la pobreza. Y todos los países socialistas, desde la ex-URSS y hasta Venezuela, han tenido siempre sectores muy acaudalados, que han hecho pingües negocios de la mano del Estado. Muchos exjerarcas de la era soviética son ahora millonarios empresarios.

Una segunda arista requiere mejor estudio. Obedece a lo frustrante de nuestras sociedades, cuyo carácter lo padecen los jóvenes. Los grupos de izquierda ofrecen un engañoso espejismo de redención en sociedades donde pensar y crear no son la constante. Muchos creen que al apoyar a estos movimientos impactarán en los factores causales de su infelicidad, cuando en realidad eso nunca ocurre.

5-La falsa y letal panacea. 

Las sociedades latinoamericanas padecen corrupción. Pero la izquierda política no corrige esos problemas. Ellos suelen demandar un creciente control de la sociedad para acabar con los latrocinios. Realmente un país con una prensa maniatada y una ciudadanía presa del pánico frente al Estado, de ninguna manera ayudan a superar esos males. Muy por el contrario, una sociedad que otorga una cuota de poder desmedida a sus gobernantes no solo sacrifica sus libertades, también pone la primera piedra para que la corrupción solo cambie de autores. Se requiere la posibilidad de denunciar libremente a los corruptos, una vez desaparecida dicha capacidad, queda el terreno abierto para robos y ladrones nuevos. El chavismo se ofreció como la cura frente a las corruptelas, pero hizo lo mismo, la exfiscala Ortega demostró estos hechos, ¡con la agravante de que en la Venezuela de Rafael Caldera no se asesinaba a opositores hartos de no poder desayunar!

6-La bandera como trampa cazabobos.

No cesan los discursos sobre una “pisoteada soberanía nacional”. Pero no tardan en venderle el país a las potencias de su mismo signo. Pasó con Cuba, se rumora tal hecho como causa de la partida del Che a Bolivia. Los “grandes defensores de la cubanía” aceptaron la imposición soviética de producir solo ciertos productos y acatar órdenes.

Cuando un régimen izquierdista agrede a otra nación esta gente ni chista. Ningún “progre” luce camisetas del Dalái Lama o de Ahmed Sha Massoud (líder afgano que combatió la invasión soviética, murió después víctima del terrorismo fundamentalista islámico).

Miles de agentes cubanos secuestraron Venezuela y entrenan verdugos. Porque el modelo empieza con “solidaridad internacionalista” y “bondadosos médicos cubanos”, pero siempre termina con los asesores militares isleños expertos en represión.

Son ridículas las acusaciones de injerencismo de Maduro. El chavismo no tuvo escrúpulos para apoyar terroristas foráneos y para entrometerse en las elecciones de otros países, pero ahora los chavistas despotrican por la justa censura contra la dictadura venezolana.

El recurso de las banderas únicamente tiene la función de plantear un “enemigo común”, útil para endosarle las desgracias generadas por un modelo inservible, responsable de las desgracias de millones. Una población manipulada en aras de culpar a Estados Unidos o a los opositores internos carece de capacidad a la hora de señalar a los verdaderos culpables.

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Sábado 09 Marzo, 2019

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