El valor de las niñas

En abril de 2014 doscientos setenta y cinco niñas fueron secuestradas de su escuela en Chibok, Nigeria. En los cuatro años desde aquella fecha, cien fueron liberadas y otras escaparon, pero alrededor de cien nunca volvieron. Su paradero es desconocido. Con todos los avances en la tecnología, en el uso de drones para observación, la fuerza de leyes o presión mundial, nunca las encontraron. Aparte de sus familias, las niñas de Chibok no tienen importancia.

Todo el mundo recuerda que en Pakistán en el año 2012, Malala Yousafzai, una chica de catorce años, y dos compañeras fueron atacadas a balazos por el grupo extremo, el Talibán, al salir del colegio porque en su creencia las niñas deben permanecer en casa sin educación.

En gran parte del mundo niñas son víctimas de abuso sexual, físico, psicológico y emocional. Y son indefensas. Por su cultura no tienen el poder de resistir ni alejarse del abuso y temen a su abusador. Una tercera parte de todas las mujeres en el mundo han sido víctimas de alguna forma de abuso de parte de sus padres, padrastros, pareja o familiar.

Entre los adolescentes la primera experiencia sexual es un hito de madurez para los muchachos. “Qué hombre, mae”. Para las muchachas no. Es el miedo de un embarazo. Es un conflicto de moralidad. Es una puta. Y para otras es un sacrificio para complacer al hombre.

Las niñas son víctimas de explotación comercial con sus muñecas, ropa sexi y Barbies que les enseñan a ser una mujer. Aun en las culturas más modernas los padres y las madres sueñan con que sus hijas se casen y les den nietos. La novia en su vestido y joyas para el día especial es la mujer ideal y la meta para las jóvenes. Ellos esperan que vivan felices para siempre.

En la mayoría de las sociedades la llegada de un bebé varón es causa para celebrar, pero no tanto el nacimiento de una niña. Las familias siguen teniendo niñas, esperando que al fin nazca un niño. Hasta en las casas reales el hijo es el heredero del trono, aunque tenga hermanas mayores. En el ámbito laboral también las mujeres sufren por prejuicios de los patrones, que ven a la mujer como menos capaz y que la menstruación o un embarazo afectan su capacidad para trabajar. En los gobiernos del mundo y las corporaciones grandes pocas mujeres llegan a niveles de poder o decisión.

En las organizaciones cívicas y sociales pocas mujeres ocupan las posiciones importantes como administración y juntas directivas, excepto la secretaria porque “las mujeres escriben mejor”.

En situaciones públicas las mujeres suelen ser más tímidas en el momento de expresar sus opiniones porque les da vergüenza y temen ser criticadas. Quizás la razón es que las niñas crecen con bajas expectativas de dar con un futuro independiente en busca de oportunidades de mejorar su vida, les falta la autoestima necesaria para lograr sus metas, particularmente cuando estas rompen el esquema de la mujer hogareña tradicional.

No decimos que es malo a regalarle a una niña una muñeca o un vestido con encajes y lazos, pero las niñas también necesitan desafíos para aprender a resolver problemas y desarrollar su mejor potencial. Necesitan juguetes y juegos que desarrollen sus capacidades. Necesitan ser expuestas a las ciencias y la tecnología para entenderlas y para estar listas para trabajar en los campos nuevos.

Las niñas necesitan ser capaces de enfrentar los desafíos de la vida igual que los niños y ser bien preparadas y maduras. Las niñas tienen muchas opciones para su futuro desarrollo; puede ser en una carrera profesional, un trabajo con posibilidades de avanzar o como ama de casa y mamá. Pero lo importante es lograr igualdad de género, las niñas y los niños necesitan igualdad de oportunidades para su formación y educación.

Oliva Ramos es el nombre colectivo de la Liga Internacional de Mujeres Pro Paz y Libertad, grupo Heredia. LIMPAL fue fundada en La Haya en 1915 para promover la paz y los derechos humanos. La sección de Costa Rica fue fundada en 1981.

Resp: Mitzi Stark, 184000557907