España ¿roja o rota?

Por José María Penabad López

San José, COSTA RICA.- José Calvo Sotelo, exministro y diputado entonces, vilmente asesinado el 13 de julio de 1936 -repito porque la memoria histórica, de actual conveniencia, parece olvidarlo- generó la chispa de la guerra in/civil que desangró a la piel de toro durante tres años.

El gallego jurisconsulto de Tuy, intelectual brillante y gallardo gesto, orador de talante conservador, dejó dicha una frase en el alborotado parlamento de la época cuya premonición retrata fielmente al momento vigente de la inquietante unidad de la nación ibérica.

“Más quiero una España roja que una España rota¨. Rotundo alegato de Calvo Sotelo frente al populismo naciente de la izquierda radical que medraba en la mitad del siglo XX. Un millón de muertos, 50 años de atraso en el desarrollo y una dictadura de cuatro decenios, resultado, entre otros, de la triste aventura política forzada por los visionarios, engañapueblos, de siempre.

Corre por las redes sociales una cita de Otto Von Bismarck que, por su oportunidad, vale la pena adosar al universal aire hispano del momento. Dijo el Canciller de Hierro: “Estoy firmemente convencido de que España es el país más fuerte del mundo. Lleva siglos queriendo destruirse a sí misma y todavía no lo ha conseguido”.

Bismarck echó raíces, arraigó, para trasladar su observación al hoy que nos acompaña. El 11 de marzo del 2004 surge oficialmente Podemos, partido de idea revolucionaria, acaso un clon retardado de Fidel Castro con desafiante teoría utópica y práctica realidad. Sirven de ejemplo Cuba, Venezuela, Nicaragua… Mucha fantasía, sobrado orgullo y nefasta gestión. El lema de su acción política es terminar con los ricos olvidando lo esencial: en vez de anular la pobreza, la incrementan.

El madrileño Pablo Manuel Iglesias Turrión, docto profesor universitario, formado en las juventudes comunistas, a sus 40 años de edad presenta unas credenciales de caudillismo indiscutido. Conmigo o contra mí. Tiene prisa por arribar, dominante, a los poderes. Es diputado y maniobra por subir más arriba. No importan contradicciones y contrasentidos. Su meta añorada es poner pica en La Moncloa. Y que Dios salve a la nación.

Contrario a Calvo Sotelo, no ofrece alternativas. Pablo Iglesias no se detiene en la España roja, aunque para alcanzarlo juegue a la España rota porque la tesis de su andadura incluye defender y utilizar, amparando, las ilegalidades cotidianas de los separatistas. Táctica de demoler instituciones comenzando por la monarquía e ignorando que la Constitución es guía para consolidar la ruta democrática que los españoles prefieren seguir.

¿Qué iniciativa cívica/positiva luce la tarea legislativa de Iglesias? Sólo apuntalar su talento de orador explosivo como arquitecto de verdades supuestas, que hieren y exigen vendajes.

En sus proverbios y cantares, también Antonio Machado lo anticipó para Pablo Iglesias: “¿Tu verdad? No, la verdad, y ven conmigo a buscarla. La tuya guárdatela”.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Jueves 17 Enero, 2019

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: José María Penabad López