Soy un hombre divorciado de 45 años. Desde que me divorcié he tenido bastantes relaciones y al inicio me sentía muy bien porque varias mujeres mucho más jóvenes querían estar sexualmente conmigo. Luego me di cuenta de que solo me buscaban para tener relaciones. No soy más dotado, ni más atractivo que los demás, soy como cualquier hombre, pero creo que no les gusto como pareja. Me siento como un objeto sexual y hasta me siento ridículo cuando lo pienso.
En nuestra sociedad nos hemos acostumbrado a escuchar esta queja por parte de la mujer, pero es muy raro que el hombre se queje por ser tratado como un objeto sexual, aun cuando muchos hombres reciben ese trato. Como es entendible, esto genera un profundo malestar, con el agravante que a la vez se siente que es impropio quejarse porque existe la absurda creencia -muy difundida, por cierto- de que los hombres lo único que quieren de las mujeres es “sexo”, de tal forma que más bien deberían sentirse afortunados.
En los últimos años la sexualidad para muchos se ha convertido en una diversión más y bajo esa premisa se considera que entre más variedad mejor. También abundan aquellos que por vínculos conflictivos previos desean relaciones casuales sin compromisos. Sin embargo, al margen de estas consideraciones circunstanciales, las relaciones estables y gratificantes siguen siendo las más apetecidas.
Cuando se tiene dificultad para crear relaciones estables se debe reflexionar sobre los diferentes patrones de la personalidad que dan una imagen de ser una persona informal, poco seria o de poco fiar, variables que resultan repulsivas cuando se desea crear una relación duradera. A veces nos cuesta identificar o cambiar esa imagen, en cuyo caso es recomendable consultar cuanto antes para así salir de ese ciclo de relaciones pasajeras.
PERIODISTA:
CRÉDITOS: Dr. Mauro Fernández
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Viernes 02 Noviembre, 2018
HORA: 12:00 AM
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