Protesta sindical o terrorismo sindical
La pluma del pueblo / René Barboza C.
A través de los años, los trabajadores públicos han utilizado como herramienta para lograr derechos las huelgas. Entiendo que una huelga es dejar de hacer mis funciones como señal de presión a los jerarcas, yo me pregunto:
1-Provocar una fuga de diésel, en que se desperdiciaron once mil litros de ese combustible, ¿es una protesta responsable?
2-Golpear ciudadanos, como lo hicieron empleados de Acueductos y Alcantarillados en un retén porque ese ciudadano quería transitar libremente, ¿es protesta responsable?
3-Provocar el retiro de dos cruceros que llegarían a Puntarenas y a Quepos con más de cinco mil turistas afectando fuertemente el comercio de estas localidades y proyectando una imagen negativa de Costa Rica como destino turístico, ¿es protesta responsable?
4-Negar el libre tránsito a los cisternas que transportan a las gasolineras combustibles, afectando no solo a la población común sino al comercio general, ¿es protesta responsable?
5-Anular cientos de intervenciones quirúrgicas y citas de pacientes con enfermedades crónicas, ¿es protesta responsable?
6-Dejar sin conmemorar a gran cantidad de estudiantes ya que hubo profesores que irresponsablemente no hicieron una tregua el 14 y 15 de septiembre, lo que provocó que muchos niños no desfilaran, ¿es protesta responsable?
7-Estudiantes universitarios que hacen barricadas y ofenden a funcionarios de la Fuerza Pública y después se escudan en una cuestionada autonomía del alma máter, ¿es protesta responsable?
8-Ver líderes sindicalistas celebrar el deterioro de la función pública con alegría, dando una lista como un logro heroico de actos terroristas en contra de la patria, ¿es protesta responsable?
No soy abogado del Gobierno y estoy lejos de serlo, pero la situación económica de Costa Rica no se ha construido en cinco meses de la administración Alvarado Quesada, debo aceptar que el manejo de estos temas ha sido tratado de forma prepotente por parte del Ejecutivo y no han sabido informar realmente cuáles son los alcances de la reforma fiscal, que tiene este país de cabeza.
Estoy de acuerdo en la protesta responsable en busca del diálogo antes de la acción bélica, con el objetivo de hallar el bien común y donde todos los costarricenses aportemos según nuestras capacidades para sacar adelante nuestra caótica situación fiscal, pero cuando el pueblo recibe noticias de las descomunales pensiones llamadas de lujo, altos salarios de algunos funcionarios públicos (algunos de estos defendidos por los sindicatos), actos de corrupción financiera donde unos cuantos se reparten millones, cooperativas alejadas de la filosofía por la cual fueron creadas, que son exoneradas de millones de colones y venden sus productos en otros países a mitad de precio de a como los venden en nuestro país, todas estas acciones hacen que el pueblo rechace un plan fiscal que, bien afilado y analizado, sí lo necesita el país.
El argumento de muchos es que no se necesita recaudar nuevos impuestos sino tener efectividad a la hora de cobrar los que ya existen, la evasión fiscal según los entendidos oscila entre el siete y el ocho por ciento del producto interno bruto, es decir, representa el mismo déficit fiscal y ahí muchas herramientas para que los profesionales libres y empresas evadan el impuesto de renta y ni qué decir el impuesto de venta, hay un sector muy grande de la población que demanda políticas eficientes en ese sentido.
Un dolor de cabeza para el Ejecutivo, son los más de 3.700 millones de colones que se reparten algunos funcionarios del Poder Judicial en pensiones por las cuales no cotizaron para recibir dicho privilegio económico y se han puesto a pensar ustedes qué institución al final aprobará el plan fiscal: la Sala Cuarta, y ahí es donde surge la duda, ¿tomarán decisiones en contra de sus propios intereses?
Costa Rica está dividida y ese sentimiento se percibe desde la pasada campaña política, debemos de interponer nuestro patriotismo, está de por medio el bienestar de nuestros hijos y de nuestras familias, seamos ciudadanos conscientes y debe de haber voluntad por parte de ambos bandos para llegar al diálogo, por el bien de nuestra decaída patria.
